miércoles, 18 de junio de 2014

INQUIETUD Y CLAMOR EN BENICALAP


El pueblo español es suspicaz. Sin embargo, tal pulsión dista de ser connatural ni gratuita. Tampoco putativa. Se gesta y alimenta por siglos de oscurantismo, promesas incumplidas e infamia. Casi todo, en este país postrado, corresponde a un poder desleal, inmaduro, con vocación tiránica. A lo largo del devenir histórico (cuatro milenios) el individuo fue dueño de su destino -incluyendo clausuras- en contadas ocasiones, escasamente unas décadas. Democracia aquí tiene un significado diferente al que traducen naciones de nuestro entorno. Creo llegada la hora en que debamos exigir un trato respetuoso; propio de quien, según refrenda nuestra Constitución, es soberano.

Benicalap, barriada obrera casi enclaustrada, viene sufriendo tradicionalmente olvidos y marginaciones de una Administración local laxa. Huérfana, sin afectos, calla porque es humilde. Un breve repaso nos indica la inexistencia de dotaciones públicas que permitan cierta calidad de vida. La irrisoria red de transporte urbano la hace cerrada, sin horizontes, asfixiante. Tal escenario le marca un carácter endógeno, tribal, opuesto al aperturismo que demandan los nuevos tiempos.

Ahora (de tapadillo, con nocturnidad y alevosía) proyectan construir por mediación de Casa Caridad un complejo asistencial. Mentiras, verdades a medias y, sobre todo, ocultismo conforman el prólogo. Envuelto en una atmósfera vaga hemos de interpretar frases, gestos y contradicciones. Sabemos, más allá de conjeturas, que pretenden incorporar al Centro ex-convictos, así como -muy probablemente- toxicómanos en proceso de desintoxicación y rehabilitación. Estas noticias, conexas a tanto misterio y por tanto difíciles de rebatir, son la causa de tanta inquietud y la razón del clamor que se agiganta conforme el vecindario va advirtiendo los alcances. Voces gubernativas, insensibles o interesadas -entre tanto- confunden solidaridad y suspicacia.

Poco a poco madura la idea del terrible impacto que tan improvisado proyecto ocasionará en el hábitat humano. Convecinos y familiares, sin alardes, con sensatez, guardando escrupulosamente la ley -enfundados en ella- piensan luchar hasta el agotamiento para que hijos y nietos crezcan, se desarrollen, en un medio de paz y seguridad. Les impulsa su derecho; asimismo lo exige su obligación.

Por los mentideros se afirma la maniobra del equipo de gobierno municipal para trasladar Casa Caridad de su vieja ubicación en el Paseo de la Pechina. Tas el biombo de reforzar la imagen turística de Valencia parecen ocultarse opacos favores privativos poco dignos. Salvando ese escollo de priorizar oscuras intrigas sobre derechos individuales, no podría oponerse ningún objeción si, a renglón seguido, existiera un firme propósito de conciliar con justeza y justicia cargas e intereses sin acreedores ni deudores.

Sé que las asociaciones vecinales se financian mediante subsidios orgánicos. El círculo vicioso lo inicia la falta de alistamiento y aquellos, que les obligan a secundar la voz del amo, junto a gestiones arbitrarias, precipitan su defunción real. Son fósiles administrativos. Sólo así se explican vergonzosas pleitesías al estatus, mitigadas por acciones teatrales, anteriores o posteriores, que lavan una cara bastante sucia. No extrañe que el ciudadano, harto de tanta impostura, se organice en movimientos asamblearios, extraños a los modos clásicos; es decir, a las milongas.

Esperamos, y no es mayestático, que el PP municipal sepa corregir a tiempo el camino emprendido. No se puede degradar más un barrio deprimido e infradotado. Sobre su conciencia, y la de sus cómplices, caerá el peso de la inmoralidad amén de los acontecimientos lamentables que pudieran ocurrir a futuro.

No es un consuelo, pero Cronos descubrirá quién llevaba razón.

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Excelente escrito. Ha plasmado la pura realidad de lo que el barrio de Benicalap está sufriendo desde hace años.... un barrio que cada vez va perdiendo su luz por los compromisos no cumplidos, la dejadez de las autoridades pertinentes, y a la degradación y marginalidad que se ha ido creando. La poca transparencia que han tenido para los vecinos, en este escrito, usted, ha dejado lo contrario, LA TRANSPARENCIA de un problema social que usted ha reflejado a la perfección. MIS FELICITACIONES por este escrito.
    Un asludo

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