viernes, 31 de enero de 2020

CUANDO LAS BARBAS DE TU VECINO VEAS PELAR…


Con frecuencia, las sentencias populares son auténticas herramientas de conducta individual y colectiva. Sin embargo, el personal se muestra opaco cuando conviene tomar medidas precisas para evitar el efecto pernicioso de aquello que la práctica lleva a una certidumbre plena. Desde hace casi dos décadas, la política transcurre por cauces heterodoxos, genuinamente desazonadores. Si al principio la democracia tuvo inicios complejos, e incluso de difícil engarce, el sistema se encuentra ahora mismo en una encrucijada -tras cuarenta años- próxima a su desaparición práctica. Ignoro si es decadencia inherente, fin de ciclo o el precio que debe pagar una sociedad hastiada cuando no insensible, ociosa. Lo cierto y verdad es que se avecinan tiempos de inquietud ante lo aborrecible. Todo parece indicar que se prepara un cambio drástico, en formas y modos, protagonizado por una izquierda errante; hoy, nada universal.

Nuestro presidente, tipo poco recomendable, hace gala (aparte un desprecio inmenso) de una falacia pertinaz que le ha llevado a escalar sucesivamente diferentes puestos hegemónicos gracias al uso de maniobras -siempre impostadas- para engatusar a individuos crédulos; bien próximos, desde el punto de vista ideológico, bien opuestos a su credo. Secretario general del PSOE -en segunda opción- desde junio de dos mil diecisiete, se rodeó de fieles servidores, tal vez siervos, haciendo una purga severa que se llevó por delante válidos socialistas jóvenes amén de viejas glorias. La experiencia negativa que él mismo propició por su tozuda negativa a abstenerse para que pudiera gobernar Rajoy y su consecuencia, le llevó crear un “héroe” falso, un David de pega, que pugnaba contra una poderosa ejecutiva hostil y unos barones omnipresentes. Así consiguió el apoyo incondicional, irreflexivo, de militantes olvidados cuando su concurso no le fue necesario.

A poco, raptado por una ambición irrefrenable, inició el asalto a La Moncloa acopiando la ayuda singular del grupo Prisa y Atresmedia, vigorizados presuntamente con amplia financiación por la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Se empezó acusando de forma ignominiosa al PP de corrupción generalizada (el partido más corrupto de Europa, decían), mientras ocultaban EREs y otras bagatelas socialistas repartidas por todo el territorio nacional. El veinticuatro de mayo de dos mil dieciocho, el PP fue considerado en la trama Gürtel “partícipe a título lucrativo”. Resolución suficiente para promover la moción de censura y arrebatar a Rajoy la presidencia. Hasta el PNV, derecha burguesa vasca que días antes había conseguido un “cupo” ventajoso por apoyar los presupuestos, votó a favor de Sánchez. Este, traicionando su promesa de convocar elecciones de forma inmediata, se mantuvo en el poder hasta que ERC, con su negativa a aprobar los presupuestos socialistas, le obligó a convocarlas casi un año después.

Terminada la jornada del 28-A, el resultado sirvió una vez más para conocer al personaje si quedaba todavía alguna duda. Sus ciento veintitrés diputados sumados a los cincuenta y siete de Ciudadanos le concedían una mayoría absoluta. No obstante, su ego significó un obstáculo imposible de salvar. Pudo, asimismo, proponer a Unidas Podemos un gobierno de coalición apoyado por ERC junto a otros partidos (incluido PNV) que se mostraban abiertos al pacto. No quiso, las sucesivas encuestas de Tezanos junto a su carácter fraudulento e impostor, negaron el pan y la sal a sus antiguos socios de moción. Bloqueó cualquier intento que permitiera constituir un gobierno verosímil y fue culpable único de nuevas elecciones, eso sí acusando al mundo entero de tan estrepitoso fracaso. El engaño, esa estratagema espuria que le había dado frutos impensables, esta vez le pasó factura a España, a los españoles.

El 10-N terminó por mostrarle una debilidad absoluta, su desnuda realidad, que le obligó a abrazarse a su peor enemigo: Pablo Iglesias. Pese a la repulsa mutua, puesta de manifiesto por versiones compensadas en diferentes ocasiones, Sánchez disimula la aversión personal que le produce compartir su dominio. Tiene deudas también con ERC y debe soportar insolencias varias de algunos personajes groseros con los que, sin duda, ajustará cuentas en cuanto pueda. Hoy, ignoro si debido solo al escenario dibujado, tiene que someterse a las exigencias de unos y otros si quiere conservar su dote más estimada. Cronos constatará si hay algún plan impuesto por alientos exógenos o, aunque resulte increíble tal grado de eminencia, viene con marchamo originario.

Vislumbro, porque constituye un murmullo permanente, el intento de unificar -a todos los niveles- diferentes partidos, que compartan alguna base ideológica común, aunque sea diminuta, para eternizarse en el poder con la venia “del pueblo soberano”. Lo mismo que cualquier ciudadano vota multitud de veces tapándose la nariz, el político (menos escrupuloso) lo hace a pleno pulmón. Con náusea presunta e incluida, el gobierno nacional se mantiene gracias a un tripartito de izquierdas que, al parecer, quieren hacer extensivo. El primer centro experimental será Cataluña donde las elecciones están próximas, según todos los indicios. Allí, ERC, ECP (partido de Colau) y PSC, formarán gobierno dejando en los arrabales a JxCat; es decir, a la burguesía catalana porque el independentismo es un camelo para entretener al personal. Poco a poco, se irá remansando todo soberanismo y las aguas volverán al cauce izquierdista del tripartito.

Y aquí viene la sutileza del epígrafe. Vivimos tiempos convulsos en los que dominan bloques artificiales creados por evidentes deficiencias ideológicas. Un largo proceso de ingeniería social, ha convertido al individuo en el perro de Paulov que reacciona solo a estímulos previamente dirigidos. Nos hallamos sometidos a nuestro propio umbral de percepción moldeado en años de manipulación burda, inadvertida. Ahora, difuntas las ideologías, nos mueve el tañido de una campana inmunda que toca a rebato contra un adversario socialmente ficticio. Presuntas izquierdas emplazan al cisma frente a presuntas derechas. JxCat está a punto de ser devorada por la izquierda catalana. Curiosamente, esta derecha indígena, exclusiva, que baila el agua a la izquierda acude alegre y necia a su propio funeral. Termino con un previo de futuro al PNV: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…”.

viernes, 24 de enero de 2020

ABALORIOS Y MOHINES TOTALITARIOS


Vaya por delante algunas premisas que ningún racionalista ecléctico debe obviar. Que comunistas -y si me apuran socialistas españoles de nuevo cuño- provean lecciones de democracia, constituye un sarcasmo. Cuando Sánchez afirma que al PSOE nadie da lecciones de constitucionalismo, escarnece la inteligencia nacional. Quienes entablan una disputa épica por resultar campeones en ocuparse del ciudadano, necesitan humillar su irreverencia. Atribuir a Vox etiquetas de ultra ultra o extrema derecha mientras se extractan dos siniestras (una socialdemócrata farisea y otra a su izquierda), deja cierto hedor a podrido en el espacio político. La radicalización social se debe a estrategias electorales cuyos autores ocupan el recelo del común. El centro, ladeado a un lado u otro (PP y PSOE), ha muerto en su propia inoperancia. Sin embargo, quedan importantes reminiscencias bipartidistas, Podemos (interesado solo en “coger cacho”), cada vez más menesteroso pese a la “pedrea” obtenida por debilidad conjunta y Vox que puede dar grandes sorpresas. Ciudadanos sigue atesorando errores letales.


Aparte el retorcimiento semántico -que origina desconcierto y confusión- como eje central en procesos abiertos de ingeniería social, existen dos realidades antagónicas e irreconciliables: la objetiva y la formal. Aquella es propia de investigadores, sabios, científicos, adscribiéndose también a ella individuos dotados de capacidad crítica y sentido común. Esta viene atesorada exclusivamente por políticos bastardos que renuncian a la ética sin exhibir otra alternativa que servirse del erario público. Suelen estar bien acompañados por comunicadores expertos en acompasar la farsa a los ritmos marcados desde determinados centros de poder. Me causa perplejidad, verbigracia, que se utilice, para contrarrestar ese afán irredento de la izquierda por manipular mentes colegiales, el argumento redundante de que dicho escenario era común en tiempos de Franco. Sí, pero formalmente el franquismo era una dictadura y el sanchismo (valga la expresión) formalmente es una democracia. Mediten, al efecto, la disparidad entre entorno objetivo y formal.


Abalorio, según el DRAE, es objeto de adorno vistoso y generalmente de poco valor. Sánchez, escoltado por un grupo numeroso y silente, sacia al personal enseñándole aderezos coloristas con ánimo de dejarlos indefinidamente dentro del escaparate. Se comporta, sin ninguna duda, como un estadista virtual cuyos proyectos, ingentes, colosales, faraónicos, son puro abalorio. Al final, hará hincapié solo en el cambio climático; hipótesis que necesita siglos para constatar su crédito o desacierto. Ninguna otra medida “cumbre”. De momento, y a tenor de globos sonda lanzados sobre retoques en el código penal para adaptarlo a Europa, se prepara un indulto encubierto a los responsables sediciosos. Siempre, las evidencias superan cualquier intento de difuminar temas espinosos. El adoctrinamiento en Cataluña y País Vasco ha hecho desaparecer a la derecha del panorama autonómico, pero PSC y PSE dejarán en esas mismas gateras muchos pelos del PSOE a nivel estatal. No se puede estar en misa y repicando. Los independentistas y sus aliados tienen mal encajamiento en el resto.


Signos generales de última hora presagian serias dificultades económicas en nuestro país. Sin embargo, el gobierno raptado, ebrio, realizará un exceso notable del gasto público. Ello le llevará a engrosar el PIB, pero también déficit y deuda. Está aprobada una subida en pensiones del cero nueve por ciento complementada, asimismo, este martes con el dos por ciento de mejora a funcionarios. Tal marco, propiciará desequilibrio financiero pese a que la ministra Montero ya ha anunciado que “hay margen para nuevos impuestos”. ¡Echémonos la mano al bolsillo! porque estos figurantes subirán los impuestos a trabajadores y pensionistas. Aumento de pensiones o sueldos y fiscalidad se alzarán en parecido porcentaje, perdiendo poder adquisitivo, mientras sufrimos el timo del tocomocho. Veremos en qué queda la tan cacareada subida del salario mínimo interprofesional (SMI) y la aventada derogación o reforma de la presente Ley Laboral.


Creo que Sánchez podría representar al prototipo divulgado por Hannah Arendt sobre la banalidad del mal. Tomando como modelo a Eichmann (asesino de judíos), su tesis asegura que la maldad extrema -materializada en el nazismo- no implica que haya monstruos ni afectos a una crueldad ilimitada, sino burócratas que banalizan sus actos bajo una orden suprema de origen jerárquico o psicológico. Nuestro presidente, en su andadura política, incluso antes de romper aguas gubernamentales, ya empezó banalizando el mal haciendo pactos con quien infringe la ley y quiere fragmentar el país. Ignoro si gobernar en coalición con comunistas (izquierda extrema), acordar pactos con independentistas y chanchullarse con Bildu, son la consecuencia directa de una torpeza supina, efecto lesivo por perfidia de filiación voraz o si, por el contrario, se ajusta a un caso límite de banalidad del mal que detallaba la señora Arendt.


Con todo, lo peor no es que se vaya a modificar el Código Penal como pago de favores personales, ni que se gire la puerta para colocar a la señora Delgado fiscal general, tampoco que miembros del gobierno den su aquiescencia a dictaduras criminales y menos que se digan chorradas, lo definitivo es que los políticos catalanes se obcecan en la independencia y exigen ese final para iniciar cualquier diálogo. Se evidencia también un afán “anormal” de controlar todas las Instituciones del Estado; anormal, en quien dice respetar y defender el sistema democrático. Estas dos anomalías son alarmantes. “Tendremos de enemigos a togados con ideología reaccionaria, pero los pararemos con la energía de la ley”, Pablo Iglesias dixit. Por lo que se aprecia, cualquier togado amigo es bien acogido en la casa del padre. Bravucona amenaza de un miembro destacado del gobierno hacia el poder judicial y hacia la democracia. ¿Es normal este desplante en un individuo que se autodefine demócrata? No, el hábito no hace monjes.


Casi cuarenta y un años de docencia real en colegios públicos me concede autoridad moral para hablar de educación. Primero, no existe escuela pública en tanto no haya pacto por la enseñanza acordado por todas las fuerzas políticas. Mientras, habrá escuela de partido y, por tanto, oportunista y adoctrinadora. Segundo, un alto porcentaje de los que hablan de escuela pública con encomio (casi siempre progres, que conocí en mis buenos tiempos) suelen llevar a sus hijos a centros concertados o privados. Tercero, el currículum básico del ministerio no puede recoger talleres o actividades diversas impartidas por personal ajeno al cuerpo de profesores. Cuarto, el adoctrinamiento ideológico es frecuente en los sistemas educativos implantados por la izquierda, siguiendo los consejos ideológicos de Gramsci. Dos notas al margen. La izquierda emplea una epistemología constructivista en las área troncales y cognitivista en las relativas a formación moral (de incumbencia familiar), como ocurre con la embarazosa educación para la igualdad. De esa y otras incoherencias surge el mal llamado “pin parental”. Un consejo para la señora Celaá. Si quiere saber a quién pertenecen los hijos lea el articulado sobre derechos humanos o compendios social-filosóficos a excepción de alguno marxista-leninista-stalinista.


viernes, 17 de enero de 2020

DECIR A Y HACER ZETA O CULPABLES LOS DEMÁS


Falaz es quien miente de vez en cuando, pero no afecta a su índole natural; el figurante transmuta su vida, lejos de vivirla, en constante farsa. Capital, sindicalistas y políticos, se recrean colocándose máscaras que ocultan, no solo huellas evidentes de suaves (o no tanto) taras éticas o intelectuales sino rostros roqueños, inalterables. Diría que resulta improbable encontrar otros colectivos con parecidos ahíncos. La terna, de por sí protagonista, se deja arrastrar por los políticos, sin ocultar cierta sumisión por parte del dúo con perfiles económicos. Así debiera ser, pero los imponderables -que siempre costea el pueblo llano- dificultan el punto de equilibrio, allegando desencuentros, sin que ninguna contingencia venga a socorrernos. Semejante coyuntura vehemente, permite a cualquiera de ellos salir indemne imputando a los demás sus propios errores. ¡Encima de impostores, cínicos! 


Estamos inmersos en un mundo donde la comunicación audiovisual, sobre todo, constituye el Templo de Delfos cuyo oráculo, compuesto por informadores sectarios, marca lo reciente mediato y el futuro. Ambos sufren enfoques sistemáticos desde estas esferas con objetivos perfectamente delimitados. Hoy, para ser alguien relevante en cualquiera de aquellas categorías (capital, sindicalistas y políticos) precisa tener a su disposición cadenas de radio y televisión que le permitan hollar el reposo familiar. Los tiempos presentes incorporan técnicas de conocimiento bastante discutibles a tenor de los resultados. Inclusive, no existe distinción clara sobre qué sistema didáctico recae tanto fracaso, tanta mediocridad. Ciñéndonos al área del conocimiento político, el actual se nutre exclusivamente de planteamientos y contenidos audiovisuales. Surge así el interés de la izquierda por controlar estos medios. 


Alguien empieza a maliciar -y yo no opongo reparo alguno- gestos totalitarios en el inicio del gobierno Sánchez. Adolf Hitler (clónico de Stalin) manifestaba: “Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña”. Pedro, el presidente, ajusta su estrategia a tal máxima desde “las primeras castañas”. Empezando por “un gobierno de desbloqueo”, cuando él fue único y definitivo bloqueador, hasta “gobierno progresista” mientras atesora el mayor inmovilismo registrado en cuatro décadas, pueden ir descubriendo mis amables lectores cuántas argucias ignominiosas, adoctrinadoras, sean capaces de anotar. Por mi parte, aunque procuro estar al corriente, he perdido la cuenta. No crean ustedes que dicha realidad proviene del descuido o de la indolencia, en absoluto; es consecuencia de un trámite irrealizable. Llamaría misión casi imposible cuantificar las falacias vertidas por tan insólito personaje; es algo incomprensible en Europa, menos su justificación.


Miembros del gabinete próximos a él, su Sanedrín personal, siguen satisfechos la farsa propagandística superando, no ya solo líneas rojas sino la lógica más razonable. Ábalos, ese maestro con apenas escuela, o sin ella, dice con osadía: “El PP está solo en compañía de la extrema derecha”. Mensajes de este tenor (mientras blanquea la extrema izquierda, esa que ha vituperado y seguirá haciéndolo) debilitan todavía más nuestra caricaturesca democracia. He elegido dicha frase como botón de muestra, pero hay decenas de personajillos -léase, verbigracia, el señor Simancas- cuya contribución a la sociedad no pasa de dar titulares insolentes, estrafalarios, mitológicos. Cualquier partido enemigo (los vocablos rivales, antagonistas o adversarios, yacen bajo tierra desde hace unos años) se impone devolver una a una todas las insidias, bien como reintegro bien como márquetin.


Sir Laurence Olivier inquiría con sentido común: ¿Qué es en el fondo actuar, sino mentir? ¿Y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo? Sánchez, o sea el gabinete, aplica con soberbia la moraleja que puede extraerse de los interrogantes del célebre actor inglés. Anuncia, fuera del incremento a pensionistas y funcionarios, que va a restituir las conquistas sociales perdidas con Rajoy y sus famosos recortes (inicia la falsedad repartiendo estopa). Para sufragar ese adeudo, piensa subir los impuestos “a ricos y grandes empresas”, (sic). Según todos los cálculos económicos, la recaudación supondría el once por ciento a cuyo resto deben responder trabajadores y pymes. Es decir, el grueso lo pagarán los de siempre. El contribuyente, cada día menos ciudadano, sospecha y teme lo peor, pero calla.  ¿Escrúpulo, indolencia, convencimiento? Sospecho que indolencia y tragaderas, estas con seguridad cuando se vota al PSOE tras las amargas experiencias financieras de González y Zapatero. A no tardar, veremos de nuevo otro desastre. 


Lo que no es moderación es barbarie. “Aún no asamos y ya pringamos”, reza un dicho popular. En efecto, la toma de posesión del nuevo ejecutivo (miembros y miembras) alumbró una estupidez mayúscula al prometer dos de ellas guardar en secreto las deliberaciones del consejo de “ministras”. Sin embargo, lo demencial viene de la directora del Instituto de la Mujer cuando propone sodomizar al hombre para hacerlo igual a la mujer. ¿Podemos esperar algo mínimamente razonable con estos mimbres? Eso antes de andar; cuando empiecen a coger callo, durezas mentales, viviremos en continuo e interminable disparate. Lo inmediato trae dos noticias alarmantes. La última, el “sabroso” comentario de Celaá: “No podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres”. ¿Quiere decirme esta “experta” educadora a quién pertenecen hasta su mayoría de edad? ¡No me lo diga!, al Estado; y después, también. Puro marxismo-leninismo aderezado con dosis de “hegemonía” gramsciana.


Algo más lejana, la crítica indocumentada, capciosa, de Iglesias al Tribunal Supremo. Por cierto, el artículo siete del Acta, para elegir eurodiputados, de veinte de septiembre de mil novecientos setenta y seis dice: “Hasta la entrada en vigor de un procedimiento electoral uniforme, y sin perjuicio de las demás disposiciones de la presente Acta, el procedimiento electoral se regirá, en cada Estado miembro, por las disposiciones nacionales”. Por su parte, el Reglamento Interno del Parlamento Europeo de diciembre de dos mil diecinueve, en su Capítulo uno, Artículo uno, uno, insiste: “El Parlamento Europeo es la asamblea elegida de conformidad con los Tratados, con el Acta de veinte de septiembre de mil novecientos setenta y seis relativa a la elección de los diputados al Parlamento europeo por sufragio universal directo, y con la legislación nacional adoptada en aplicación de los Tratados”. Me extraña que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en clara judicialización de la política con todos los elogios del gobierno español, se pronuncie sin aparente basamento legislativo, sobre la inmunidad de Junqueras, Puigdemont y Comín, no declarados europarlamentarios por las Instituciones españolas correspondientes, según ley. Lo de Iglesias y el “varapalo” al Tribunal Supremo, carece de calificativos normales, contenidos. Culpables indiscutibles PP, Ciudadanos y Vox.

viernes, 10 de enero de 2020

CERTEZA Y PRESAGIO


Certeza, según el DRAE, es conocimiento seguro y claro de algo. Presagio consiste en adivinar la verdad a futuro por medio de señales que se han visto o de intuiciones y sensaciones. Podríamos decir, sin temor ni exceso, que el presagio es una certeza en estadio embrionario. Llevamos, por distintas razones y desencuentros, demasiado tiempo repudiando la cordura para asirnos al desatino con auténtico deleite. A su vez, todos ellos enmascaran (o no, ¿quién sabe?) el juicio, buscan desesperadamente crear bloques porque consideran camino fácil, eficaz, para encontrar sabrosos dividendos. Olvidan, tal vez voluntariamente, que las divergencias desmedidas, beligerantes, suelen derivar en odios irreconciliables. Lo expresó lleno de fondo, sin factibles correcciones, Antonio Trabucchi cuando afirmaba: “Las personas llenas de certezas, son gente terrible”. Dibujan -aparentando lo contrario con campañas insidiosas, corruptoras- el totalitarismo.


El año nuevo, aparte parabienes y deseos que conforman una arcaica tradición, llegó cargado de enigmas fraguados con urgencia infantil, como se ha visto después. Sin embargo, premura e inquietud redujeron embriaguez o repulsión en los preliminares de la investidura, rematada con plena normalidad. Sorprendía, es verdad, que sus señorías apenas tuviesen tiempo para familiarizarse con las cabalgatas reales, ni muchos pudieran dormir a pierna suelta. Cierto que la retórica hiriente de unos y otros no presagiaba ninguna transacción (acordada a priori) tranquila y, menos, segura. Presiones hubo, tantas y tan diversas que nadie -desde mi punto de vista- pudo sentirse víctima en puridad porque desconocíamos beneficios o quebrantos puestos a juego. Igual, frase preferida por uno de mis nietos, fuera injusto si calificara el Parlamento lonja del pescado político o taberna donde se citan los “valentones” de barrio.


No cabe duda del retorcimiento semántico hasta convertir un vocablo en su reverso, sin apenas notarse, o intenten “depurarlo” a través de un cedazo estúpido. Por ejemplo, llamar “democracia” a lo que se despliega dictadura; “progre” a lo más reaccionario; “feminismo” a una ejecutoria machista y ramplona. Viene al pelo un botón de muestra. Días atrás, un señor anciano se manifestaba con bandera, pancarta y alguna aclamación legal, a la puerta de Ferraz. De improviso, alguien ordenó que dos policías conculcaran sus derechos reteniéndolo, de forma mejorable, unas horas. ¿Esto sucede en cualquier democracia consolidada? No, solo donde la arbitrariedad se justifica con argumentos inválidos e ignominiosos. Culpo sobre todo a medios de comunicación audiovisuales que han trocado un débito social por alguna sinecura económica o, más grave si cabe, a cambio de estatus indebido, ancho, gratuito.


Los mensajes que el Parlamento venteó a partir del día cuatro, trasladaron al común intranquilidad. Advertimos cómo el presidente Sánchez llenaba la Cámara de vacuidades y propuestas, aun compromisos, sencillamente imposibles. Mentir, en él, deja de ser aditamento coyuntural para convertirse en sustancia metafísica. Después, cuando el constitucionalismo serio le zarandeara por sus espinosas huellas marcadas al pisar tanto lodazal, se exhibía roqueño, cínico, casi insolente, y a renglón seguido (aprovechando su turno de réplicas y contrarréplicas) la demagogia, diseñada en pomposo laboratorio social, se adueñaba del Hemiciclo al compás de aplausos serviles y protestas airosas. Cada cual bordó su papel; unos, pertrechados de lógica, abrazaron la excelencia. Otro, sin escape donoso, siguió su trayectoria habitual desempolvando, una vez más, el intento osado de hacer comulgar a afines y distantes con ruedas de molino.


Hubo, asimismo, actitudes y manifestaciones que debilitaron el ego del ahora confirmado presidente. Rufián, adoptando arrogancia tabernaria, retó con insistencia (quizás recochineo) al candidato: “Si no hay mesa no hay legislatura” constituyó el estribillo que restregaba a la cara de un Sánchez frío. Embebido por un protagonismo antinatural, añadió como puntilla: “Dijimos que sentaríamos al gobierno de España en una mesa de diálogo y es lo que hemos hecho”. El gobierno era él, Sánchez. Pobre Rufián, no sabe con quién se la juega.  Sabíamos que a ERC España le importa un comino, pero tuvo que venir Montserrat Bassa para constatarlo. Y no hablaba en nombre personal, qué va, lo hacía representando al partido. Aquel: “Me importa un comino la gobernabilidad de España” certificó también las indignidades (en plural) de promesas incumplidas. Bildu, aparte sus lecciones sobre “derechos humanos”, amenazó: “Sin nuestros votos, y sin atender las demandas de nuestras naciones, no hay ni habrá gobiernos de progreso”. ¿Estamos o no vendidos, pese a negar ciertos pactos? 


El pueblo español atesora desde hace años indicios que llevan directamente a presagiar la rastrera realidad de un Sánchez con parecidos escrúpulos a los aireados por ERC. España le importa un bledo (así evito el sustantivo escatológico). Tanto apremio en la investidura a fin de “parir”, aunque fuere con cesárea, ese gobierno cuya urgencia se viene implorando desde el 29-A; ahora, incomprensiblemente, se retrasa una semana. ¿Constatación de un incumplimiento más o correctivo simbólico? Desde luego comedimiento prudente, no; mínimo, anomalía. Sabemos con certeza que este gobierno -pese a las argucias de su presidente- se encuentra maniatado, a expensas de varios acreedores que le exigirán nuevos y más onerosos peajes si quiere perdurar. Además, es un monstruo con dos cabezas asistidas por egocentrismos dispares cuando no directamente homicidas. Más allá del insomnio nacional y correligionario, trasciende un presagio general: Iglesias se zampará a Sánchez entre farsas, traiciones y desquites. 


Escribía Xavier Velasco, escritor mejicano, con atinada precisión: “Una vez más, la nada parecía destino hospitalario para un demoledor de sus propias certezas. La nada era una prórroga, una tregua, una hipoteca”. Parece una premonición sobre quien no hace tanto clamaba sobre la casta. Estos días, Pablo Iglesias se pronunció en estos términos: “A los togados que pongan por delante su ideología reaccionaria, respecto al derecho, el gobierno de coalición defenderá la democracia con la Ley”. Anuncia su nada judicial invocando una judicatura que deberá someterse forzosamente a los principios “progres”, tal vez velando aportaciones totalitarias, cuya titularidad viene legitimada por la tiranía. Ahora es un presagio, mañana probablemente sea una certeza irreversible.

viernes, 3 de enero de 2020

VIVIR A LO LOCO Y ELOGIAR LA LOCURA


La vida, sus fenómenos y situaciones, son con frecuencia origen sutil de horizontes varios, cuando no variopintos. El arte, en sus diversos campos, surge necesariamente a la sombra de procesos vitales, llegando a interaccionar ser (hábitat, momento, perfil) y obra. Creo que todo está descubierto, a la vista de quienes consigan observar con ojos escrutadores nuestra realidad; es norma ahora y lo ha sido siempre. Surgen, no obstante, tiempos depurados por paradojas incomprensibles como ocurrió en el Siglo de Oro. Aquella época, desde una perspectiva social, tuvo como caldo de cultivo ininteligible la mayor miseria conocida durante siglos. Opuesto a tan pernicioso entorno, se desarrolló una actividad creativa, artística, inigualable: arquitectura, escultura, pintura, literatura, ocuparon un lugar magnífico. Después se han ido sucediendo casos notables, pero aislados, sin constituir conjunto nominativo.


Al ocaso de los años cincuenta, salvo error u omisión, surgió una célebre canción cuyo título era “a lo loco”. En fechas posteriores se realizaron sucesivas modificaciones, siendo Jarabe de Palo, si nadie me corrige, autores de la última. A lo loco, no significa adaptar vida y estado mental, qué va; a lo loco consiste en ratificar plenamente modas pasajeras, más o menos efímeras, que suelen dejar improntas con sabor agridulce. Constituye un estado de abandono, acomodaticio, impermeable, cuya traducción sirve a élites cínicas, farsantes, transgresoras, para lograr metas soñadas e imposibles en contextos estándar. El pueblo español, ahora, vive a lo loco. Ignoro si por propia voluntad o debido a estímulos groseros y externos que canalizan rumbos cismáticos, rupturistas, inseparables del embrollo ético criado al cobijo de aquella existencia tan poco sobria y jugosa. Necesitamos deponer modas tóxicas y acopiar usos nutricios, cuerdos, críticos. 


“A lo loco es el sistema, mejor de todos, mejor de todos” musicalizaba una estrofa chapucera y lesiva. No me opongo al instante, pero considero aventura desmedida darle oportunidades sin plazo; es decir, renunciando a los límites razonables. Tampoco sería bueno constatar las palabras de Rick Yancey, novelista americano: “Locura es la nueva normalidad social”. Erasmo de Róterdam, principiando el siglo XVI, publicó su “Elogio de la locura”. Defiende que la estulticia supera la razón y de sus ventajas hipotéticas no escapa ningún personaje. Entre otros integrantes, le acompañan adulación, egocentrismo, demencia y voluptuosidad. Sus “beneficios” se reparten por igual vulgo, reyes y eclesiásticos. Pese a tan interesante tesis, no exenta de certidumbre extrema, prefiero a guías sensatos, lúcidos, con sentido común. Infiero, tras la carga empírica soportada por los españoles, que mi propensión abraza un sueño imposible.  


Sin Parlamente efectivo y dos contiendas electorales incitan las prisas de cualquiera, sobre todo si cualquiera es perdedor reincidente. No precisamos cálculos prolijos; los políticos llevan literalmente nueve meses de holganza. Meritxell Batet fija el pleno para los días cuatro, cinco y siete de enero, asunto que ha levantado ampollas en diferentes partidos. Ábalos, al pretender aplacarlas, manifiesta: ”El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades”. Deja muy claro, aparte su espectacular cinismo, un grado de estulticia alto, comparable al alborozo social de vivir a lo loco. Por este motivo, hacen buenas migas las necedades políticas con la negligencia ciudadana. Cuando se vive a salto de mata, lo grotesco nos hace perder el oriente y no solemos advertir que todo libertinaje presenta un costo con frecuencia ruinoso. Sí, nosotros también aclamamos la locura porque no hay mejor elogio que la preferencia y nuestras prelaciones, confusas y dirigidas por testimonios falsos, recayeron en sujetos huérfanos de escrúpulos. 


Asimismo, al compás, ciertos políticos elogian la locura empeñados en componer un gobierno que, para más inri, llaman “progresista”. ¿Puede tildarse social al gobierno que quiere cargarse el statu quo a cuya tutela hemos vivido el mayor periodo de paz? ¿Puede llamarse español al gobierno apoyado por treinta diputados, al menos, que quieren destruir España? ¿Puede llamarse democrático un gobierno que se coaliga con la comunista extrema izquierda, cuya aversión y cruzada contra los sistemas democráticos evidencia? Ese elogio que contrasta con la realidad -aunque Erasmo se fundamente en argumentos elevados, pero folklóricos- tiene apologetas dentro de sectores mediáticos notorios, representativos, periodistas o no. Hoy, he oído decir a uno, presuntamente retribuido por Roures o Soros, “vamos a tener en España por vez primera, desde hace cuarenta años, un gobierno de izquierdas que se preocupe por los desamparados”. ¡Imbécil! (tómenlo como definición, jamás como insulto).


El ejecutivo en ciernes, si nadie lo remedia, tiene personajes, actores, como Iglesias que después de tormentoso tanteo es capaz de soltar: “Para nosotros va a ser un honor que Sánchez sea nuestro presidente”. Aunque parezca verdad, el honor en Pablo tiene las mismas connotaciones que los “principios” de Marx, Groucho; varía dependiendo de quien reparta los sillones. Sánchez debe tener un alma impía pues no correspondió con un: “Para mí será honroso compartir gobierno con Pablo y traer la calma al noventa y cinco por ciento de insomnes españoles”. ¡Vaya par! Tomás Fuller, canónigo inglés y coetáneo de Erasmo, aseveró: “Es una locura para las ovejas hablar de paz con un lobo”. Este sí estaba cuerdo, muy cuerdo. Paso por alto, porque son de dominio público, subidas de impuestos a todos, chiringuitos de género y cambio climático, desigualdades autonómicas, facturas impagadas con los independentistas, chanchullos con altas Instituciones del Estado hasta riesgo de independencia judicial buscando jueces ad hoc.


Dijo Nietzsche, y dijo verdad: “Hay que estar un poco loco para aguantar a tanto idiota”. Solo nos salva Puigdemont y los suyos, que ERC quiere dejar en el trastero catalán. Veamos. El plan de ERC es apoyar a Sánchez y Podemos para que estos, a su vez, compensen a ERC en Cataluña. Así, JxCat y CUP serían partidos testimoniales en breve tiempo. Únicamente un adelanto electoral por parte de Torra (Puigdemont) daría al traste con la falta de lealtad y nobleza con que se está exhibiendo ERC llevando las conversaciones con Sánchez de forma exclusiva. Ignoro qué nube afecta al candidato nacional cuando hace ascos a pactar con la derecha catalana, pero no siente ningún pudor de hacerlo con la vasca. ¿Querrá cargarse la derecha independentista catalana, una vez derrotada la nacional en Cataluña, y luego aguijonear al País Vasco para terminar con el PNV? Diría que, en España, hay un plan para acabar con la derecha y su centro. Al final se eternizaría una izquierda radical. No me gusta nada lo que vislumbro; ojo avizor.


Nota al margen.-  Sánchez, en su propuesta de gobierno para ser investido, ha prometido la construcción de un puente para atravesar el río y, cuando le han advertido que no hay río, ha ofrecido también un río. Es decir, su formulación es perfecta para EEUU. ¡Viva la locura y la bufonada que lleva implícita!