viernes, 26 de agosto de 2022

PROPAGANDA Y ÉTICA

 

Parece haber acuerdo general para emplazar el inicio de la propaganda durante la Primera Guerra Mundial. En el campo militar ha alcanzado su máximo exponente y desarrollo incluyendo el periodo de Guerra Fría. Su uso está tan extendido hoy que las propias empresas la destinan para ampliar ventas. La RAE define propaganda: “Acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores”. Violet Edwards considera “propaganda toda expresión de una opinión o una acción por individuos o grupos, orientada a influir opiniones o acciones de otros individuos o grupos con fines predeterminados por medio de manipulaciones psicológicas. Es incuestionable que las potencias democráticas trabajan con información, nunca utilizan la propaganda porque dicho medio es propio de dictaduras o sistemas totalitarios.

En el lejano mil ochocientos noventa y cuatro, Le Bon publicó “Psicología de masas” con el objetivo de asentar los cimientos de una manipulación social para conseguir fines concretos. Sin embargo, no fue hasta mil novecientos treinta cuando Joseph Goebbels extractó las bases de una propaganda eficaz. Su postulado se componía de once directrices o principios. Suya fue la transcripción “una mentira repetida mil veces termina por convertirse en verdad”. Hoy se tilda al rival de goebbeliano, no como sinónimo de manipulador social (que probablemente también) sino con la mala intención de establecer un presupuesto fascista o nazi. Pese a distinguirse actualmente con un fondo peyorativo por considerarla carente de honradez, su práctica se asocia a controlar, alterar o mantener un determinado equilibrio de poder a favor del propagandista.

El estilo de Sánchez me recuerda aquel viejo soneto de Quevedo “Érase un hombre a una nariz pegado” para referirse a un narigudo. Si transitamos parecida hipérbole, podríamos clamar: “érase un hombre a una propaganda pegado” porque la sustancia de este inepto es pura propaganda y su esencia se ubica presumiblemente en el campo de la psiquiatría. Llevamos un tiempo, demasiado, idolatrando lo que se ha dado en llamar “propaganda comparativa”; método y curso para mostrar lo mejor de uno y presentar al contrario como algo inferior, colgándole un pesado Sambenito y el correspondiente desprestigio. Resulta curioso que propaganda, superioridad moral y asunción del bienestar social, recaigan sin complejo, nulos de crítica, en el ámbito de la izquierda —desaparecido su carácter moderado— cada vez más hostil, virulenta, con los regímenes democráticos.

Los medios son caja de resonancia excelente utilizada por expertos propagandistas siempre impregnados con altas dosis de impostura y manipulación. No en balde Sánchez se ha gastado veinticinco millones, quinientos mil euros, para activar la propaganda informativa. Los políticos —básicamente siniestros, aquí todos radicales— además de proclamar los cuentos (que ellos llaman cuentas) de las mil y una noches, exhiben un cinismo irreverente e insensible. Llevan décadas autoproclamándose modelos de virtudes sociales mientras sus oponentes cargan con los vicios más deplorables como si unas y otros tuvieran protagonistas exclusivos. Da ya bastante asco escuchar a tertulianos que defienden el día y la noche, según qué represente uno u otra, con los mismos argumentos; retorciéndolos, sin cambiar su tono, como una columna barroca.

Han calzado una conciencia social con zapatos que no se ajustan a la realidad, tampoco a la justicia. Las suelas “progres” del sanchismo-podemismo-independentismo-bilduetarra, están carcomidas desde finales del siglo XIX indicando un conservadurismo inmovilista. Siguen los pasos de la doctrina marxista, imán que atrae terribles dictaduras totalitarias. No es que la propaganda siniestra (radical casi sin excepción) vigorice la estructura psico-física de sus componentes viendo en ellos valores morales, negados al común, mientras completan la fisionomía con actitudes inteligentes, resueltas. ¿Puede creerse, sin margen de duda, que el socialismo en España haya sido providencial? Si analizamos la Historia con visión objetiva, limpia de dogmatismos irracionales, encontraremos respuestas apetitosas. Forman parte del hábito político: “unos llevan la fama y otros cardan la lana”.

El problema de la ética es que se tergiversa y queda convertida no en modelo de comportamiento sino de ariete agresivo. Resulta escandaloso que al PP se le juzgue por “apropiación indebida” de algo más de doscientos mil euros y se diga que es el partido más corrupto de Europa. Sin embargo, los EREs cuyo saqueo, aproximado a mil millones de euros, carecen de juicio mediático y, para más inri, Sánchez prepara un indulto a los sentenciados en firme, una vez apaleados ciertos jueces. ¿Conoce alguien mayor prueba de corrupción democrática? Porque… se puede ser sinvergüenza, pero resulta insólito arremeter contra los principios social-políticos que te ratifican al frente del ciudadano. De Zapatero y Sánchez me espero cualquier salida, que Felipe González apoye los indultos a jerarcas andaluces da idea exacta de podredumbre institucionalizada.

Con estos aventureros que pretenden subvertir media Constitución, la ética ahuyenta toda aplicación justiciera, íntegra, quedando convertida en palabrería vana, desequilibradora. Se limita al uso de notas adhesivas (etiquetas) que adjudican falsos méritos o decencias en el campo propio mientras demonizan, con la misma pasión y engañifa, al oponente. Cada vez comprendo menos a quien toma a pies juntillas las cualidades autodefinidas o, en su lugar, aquellas bondades que se dicen con ligereza y no resisten el tamiz más burdo.

Deduzco, quiero pensar al menos, que el personal (mayoritariamente) empieza a abominar el letargo de siglos. Me gustaría que todo preboste, bien en su quehacer propagandístico, bien en su necia afirmación ética, sufriera el desprecio —con abundantes dosis de escarnio— del ciudadano. Una chorrada merece respuesta enérgica y coherente. Solo de esa forma, la sociedad ganaría libertad y respeto; condiciones vertebrales para marcarles a estos codiciosos líneas que jamás puedan franquear.

Cuando escribo un artículo reivindico dos objetivos: darle al texto una visión o enfoque pedagógicos y censurar al poder del momento. Con todo y ello, me encuentro más cómodo, ¿por qué negarlo?, abriendo las costuras de aquellas siglas que se han propuesto llevarnos a la ruina moral, económica e institucional; es decir, las totalitarias. Aunque se vocifere que Vox es una sigla totalitaria, la realidad (pese al caso Olona) dista mucho del aserto. Las siglas totalitarias son quienes representan un marxismo radical, tiránico, enemigo del pueblo por mucho que se afirme lo contrario.  

Termino con algo obvio: El apoyo de Felipe González y Alfonso Guerra a la concesión del indulto a Chaves y Griñan, constata —tras negar la independencia judicial, el soslayo a la Ley y al pueblo soberano— la existencia de una democracia viciada, ápoda y acéfala; en definitiva, sui géneris.

viernes, 19 de agosto de 2022

LOS AGRICULTORES EXIGEN UN PROYECTO JUSTO

 

Aunque no sea oro todo lo que reluce, desprestigiar o poner en tela de juicio las energías renovables —incluso contra el dogma que la izquierda quiere imponer en relación al cambio climático y, por tanto, aversión eterna al carbono— sería no solo ilógico sino absurdo. A la misma altura queda negar alternativas nucleares que puedan reducir los problemas que plantea ahora mismo la escasez energética para usos industriales y domésticos. Ante la imposibilidad de utilizar hoy satisfactoriamente la energía geotérmica, las dificultades sociales, orgánicas y técnicas de la fuerza hídrica (a todas luces insuficiente), queda el carbón, eólica, solar y nuclear. Ahí debiera centrarse el análisis serio, riguroso, sin apriorismos, negativas ni renuncias. Un Plan Energético Nacional consensuado por todas las fuerzas políticas asumiendo pros y contras paliaría, al menos, el debate y confrontación actuales.

Es evidente que la guerra de Ucrania u otra incidencia semejante carecen de base para someter a Europa a una crisis energética de calado. Indudablemente, las restricciones rusas, en su doble vertiente, repercuten en el statu quo europeo acostumbrado a tener cubiertas sus necesidades. Hoy, Alemania y otros países del centro temen un invierno con importantes escaseces. Por este motivo se ha acordado una normativa de ahorro energético donde España ha salido por los Cerros de Úbeda. Fiel a su estilo, Sánchez (uno, trino y plural), por boca de algún siervo ministro, sobreexcitado manifestó que nosotros no sufriríamos restricciones porque “habíamos hecho los deberes”. Días después —descorbatado, marcando un ritual atípico, insólito— impuso (suyo es el poder) a cojón descubierto las mayores contenciones de toda Europa. Y lo que vendrá.

El gobierno (sigiloso, incompetente, en franco —vaya por dios— escamoteo o huida hacia adelante) parece decantarse por las renovables como lo atestiguan las plantas solares en proyecto a favor de Endesa y otras compañías. Desde luego, España es el territorio que comparte, junto a otros países mediterráneos, la casi totalidad de sol europeo. Dicha coyuntura ha permitido ser un país puntero en turismo y empieza a liderar distintos procesos fotovoltaicos. Se considera que esta nueva energía, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, representa el diez por ciento de la producción total. Sin embargo, conforme se llena el espacio de “molinos y paneles” se abren diversos debates sobre conveniencia e idoneidad plenas. Como ocurre siempre, incluso expertos en esta materia mantienen posturas enfrentadas sin llegar a acuerdos satisfactorios.

Existe un estudio internacional del ICTA-UAB y la Universidad McGill de Canadá que recoge los movimientos sociales de resistencia asociados con los proyectos de energía verde y combustibles fósiles en todo el mundo. Esta investigación alerta de que los programas “verdes” pueden ser tan conflictivos social y ambientalmente como los relacionados con los combustibles fósiles. Dicho informe aboga por un enfoque integrado que rediseñe los sistemas energéticos a favor de la equidad social y sostenibilidad ambiental. El estudio dirigido por la doctora Leah Temper se basa en el Atlas de Justicia Ambiental que recoge más de trescientos conflictos ecológicos. Manifiesta asimismo que los cambios no son benignos de manera inherente. Lo importante de esta transición energética es describir quién controla y decide el sistema.

Percibidos — si bien de forma somera— los pros y contras que acarrea la alternativa energética, voy a comentar algo cercano. Auguro que las líneas siguientes lleven al lector a un limitado desinterés razonado, pese al contexto actual, porque desconoce la zona. Mi intención, no obstante, es sembrar algo de claridad y rigor para ver si surtiera efecto a nivel gubernamental que buena falta hace. Endesa está construyendo dos plantas solares en mi zona de nacimiento: Minglanilla I, correspondiente a Graja de Iniesta, y Minglanilla II en el propio término, pero con muchos propietarios de Villalpardo. Ambas tienen un plazo de ejecución ajustado a fin de año.

Siguiendo las recomendaciones de la doctora Temper, la empresa ha fundado CSV (Creación de Valor Compartido) haciendo partícipes de la misma a los integrantes de la Asociación de Alzheimer y otras perturbaciones para enfermos y familiares del Valle del Cabriel de Minglanilla. Según Ramón Valle, responsable de esta iniciativa, “a través del CSV incorporamos la variable social en el ADN de todos nuestros proyectos renovables. Para ello involucramos a la comunidad local en la construcción de nuestras plantas” Loables manifestaciones y desempeños que complementan, aun con valiosos réditos, el mix eléctrico sustantivo para un desarrollo sostenible de cualquier país. Si la producción satisface las necesidades anuales de treinta mil personas, como se calcula, no es descabellado cifrar entre diez y veinte por ciento la rentabilidad del capital invertido.

A priori, Endesa, Ayuntamiento y propietarios —a estos últimos les espera una vigilia tenaz de Hacienda— serán los mayores beneficiados, aunque la zona corrija algunas penurias laborales. El proyecto de central solar fotovoltaica abarca las parcelas de los polígonos veintiuno, veintidós, treinta y nueve y cuarenta del término de Minglanila. La superficie incluida es de casi cien hectáreas y el vallado tiene un perímetro de catorce mil trescientos veintiún metros. Es comprensible, aunque injusto e ilícito, que todo dominio público afectado por el proyecto se inserte en el vallado. Como compensación económica, entre otros haberes, el Ayuntamiento (o sea, los vecinos) debe recibir una cantidad en concepto de daños y perjuicios comunales. Otra cosa es el uso a que se destine.

El problema surge cuando hay que conciliar intereses distintos, incluso en ocasiones contrapuestos. Parece que el vallado prioriza la unidad de las parcelas sin tomar en consideración plena los dominios públicos; es decir, caminos ancestrales sujetos a derecho inalienable. La empresa ha realizado trazados nuevos, no necesariamente ventajosos para los agricultores que han rechazado ofrecer sus propiedades al proyecto. A la par, ha cerrado o inhabilitado otros que acortan el trayecto hacia los puntos de partida. Es notable uno, absorbido por la valla para integrar tres hectáreas en dos parcelas. Es el carril que une la Casa de Pata por el Pino Laureano para unirse con el camino de Minglanilla al Navazo que tiene su inicio en la carretera CM-3201. Su corte por el vallado, presuntamente ilegal, acarrea retrasos muy importantes. Corresponsables del abuso son “el silencio de los corderos” la alcaldía de Minglanilla y Endesa. Los agricultores, sin embargo, siguen esperando honradez y respeto a la Ley por parte de los dos últimos.

La zona en cuestión me es muy conocida, cercana y querida.

 

viernes, 12 de agosto de 2022

BUENAS NOTICIAS

He leído en varios digitales que Sánchez y su corte han cogido vacaciones desde el inicio de agosto. El autócrata se ubica, ¿cómo no?, en Lanzarote (palacio de la Mareta) para después abordar Las Marismillas (otro palacio) dentro de Doñana. La corte parece contrariar a los medios, pues no he leído ninguna reseña sobre el paradero vacacional de ningún indocumentado que sea ministro. Al menos durante un tiempo ignoraremos (o eso creo) a sujetos cómicos que se pasean empavonados por cualquier medio para decir banalidades con solemnidad, como si hablaran ex cátedra. Pese a que la máscara deja al descubierto una retahíla de desperfectos, básicamente morales e intelectivos, quedan muchos individuos con exceso de fe o faltos de juicio crítico. A esos deben su cargo, arrogancia y bienestar. También a ellos incumbe la ruina de España y su propio infortunio.

Qué descanso proporcionan estos oportunistas incapaces si “dejan de trabajar para el ciudadano”. Jamás contemplé tanta desfachatez. Dicen desvelarse por nuestro bienestar cuando personalmente me gustaría que no se sacrificaran tanto, que cogieran vacaciones perpetuas. Por esto, ahora (a la cabeza el césar) me parece una noticia excelente que abandonen despachos y actividad dispendiosa no, lo siguiente en frase actual, potente. La inactividad del gobierno causa un efecto parecido al de la droga: adormece u olvida las dificultades para luego, una vez terminada su estela temporal, volver a experimentarlas con mayor intensidad. Cierto que la situación ni tranquiliza, ni sirve de consuelo; pero al decir del refrán (“ojos que no ven, corazón que no siente”) relegamos esa noticia no por esperada menos temida. Cuando ellos cogen vacaciones, nosotros saboreamos su goce.

¿Puede haber mayor paz individual que esquivar durante un tiempo la aparición en los medios de políticos cuya sola presencia física causa repugnancia? Si anuncian un plan social, económico, sanitario o medioambiental, me entran deseos de venganza porque sé seguro que —además de entrañar un objetivo espurio— se están choteando del pueblo. Aunque parece que desenfoco la realidad, esa pura visión individual, lo dicho (percibido desde la objetividad más rigurosa) no debiera tener contestación alguna. Necesitamos mayor exigencia con nosotros mismos, pero también con quien, en cada situación, rige u orienta convivencia y gobernanza del país. Sin embargo, usualmente ellos nos exigen ser vasallos mientras nosotros alzamos las manos en prueba inequívoca de total rendición a sus irregularidades y, lo que todavía es peor, a sus bellaquerías.

Quizás fuera el momento preciso para recordar las coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre que se inician con “recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte”. El “alma dormida” recuerda que la vida pasa rápidamente y que los placeres terrenales son efímeros. “Avivar el seso” significa despertar las entendederas. Si la primera reflexión es importante para enfocar con especial proceder la subsistencia, “avivar el seso” cimienta, o debiera cimentar, nuestra actitud ante el poder. Con mayor motivo si ese poder presenta rasgos casi tiránicos y, desde luego, arbitrarios. Reconozco que la hegemonía es elitista, pero no comprendo ni admito que su imperio pueda imponerse a una mayoría —por muy silenciosa que se muestre— democrática. Acaso permanezcamos inmersos en un régimen dictatorial con pelaje munífico. Malicio que las evidencias llevan lamentablemente a tan alarmante escenario pese a esfuerzos postizos para hacernos ver lo contrario.

Metidos en la harina del ahorro energético, acostumbrados al bochorno moral que impulsa esta caterva de aventureros e inconscientes de la ruina que genera su actividad gubernativa, ni en vacaciones descansa esa maldad ciega, ruin. Teresa Ribera, a la sazón nuera del controvertido juez argentino Enrique Bacigalupo (Dios los cría y ellos se juntan), en un ir y venir —ocupando siempre el flanco tonto del césar— desgranó la normativa “de obligado cumplimiento” que deben acometer todas las autonomías. Enseguida, las gobernadas por PP y el nacionalismo disidente, la cabra siempre tira al monte, manifestaron un rechazo frontal amenazando algunas con presentar recurso de inconstitucionalidad. Esto de la insumisión constituye ya un clásico en la vida política española. Nuestra democracia, a poco, se irá a hacer puñetas. “¿Puñetas?”, ¡qué sino!

Haciendo paralelismo con una cita popular, podríamos decir: ¡ahora tenemos un verano tranquilo …! aunque sofocante; ya verás como viene alguien y lo jode. Aquí el futuro viene de más porque esta plaga nos viene jodiendo desde hace cuatro años, al menos. Con vacaciones (un fugaz, casi quimérico, oasis) y sin ellas ya que “no necesitan sardinas para beber vino”. Ignoran qué es autocrítica o autorresponsabilidad; solo hay un culpable: el ciudadano. Improvisación, negligencia, caos, son epítetos adscritos al populacho. Ocurrió, ante la falta de planes antipandemia, con el Covid cuya respuesta —propia de un gobierno medieval— conculcó derechos y libertades según sentenció el Tribunal Constitucional. Los daños no se conjugaron con disposiciones ni vacunas; la lucha de una sociedad concienciada, heroica, venció al “patógeno” en voz pulcra de un comunicador.

Que estamos abocados a una crisis energética, seguramente provocada, parece indiscutible. Insisto, el gobierno ya ha anunciado que son los españoles quienes tienen que enfrentarse a ella. ¿Análisis sobre alternativas nucleares o potenciación de energías renovables? No solo hay una respuesta negativa, sino que, a mayor gloria, este gobierno (ya no consigo nuevos calificativos ruines) mendaz y necio ha roto puentes con Argelia, nuestro proveedor clave de gas. Hago un inciso. Leo que Ribera —empoderada, recia, temeraria, probablemente encendida— amenaza a las Comunidades beligerantes a llevarlas al Constitucional. ¿Le quitará el sueño a Sánchez, igual que Podemos? Hayek en “Teoría económica y ciclo económico” mantiene[M1] , universalizando su tesis, que las crisis son provocadas por factores reales: cambios tecnológicos, políticas de consumo e inversión y optimismo o pesimismo de los empresarios-gobernantes. Pues eso.

Paso por alto la tópica bufonada de Unidas Podemos con el rey al olor y abrigo de conseguir algún voto imprescindible para seguir viviendo a costa de esa “gente” que dice proteger. Debe tenerse presente que el partido comunista es incompatible con la democracia y, por lo visto, el sanchismo también. Pese a lo dicho en los párrafos precedentes, ambos grupos (Unidas Podemos y sanchismo) continúan su actividad corrupta, irritante, letal, despreciando no únicamente sus vacaciones cómodas, superfluas, sino las nuestras ineludibles para alejarnos de fantasmas corpóreos y voces falsas. Hoy, por encima de cualquier consideración, abruma el eco estridente del plan de ahorro y eficiencia energética aprobado por Sánchez, el caudillo. Curiosamente, los españoles soportamos (ahora sí) otro “generalísimo” casi cinco décadas después de muerto el primero. “Cosas veredes, amigo Sancho”. ¿Buenas noticias? Avivemos el seso y es probable que las consigamos, aunque el amplio paisaje sea desalentador.


 [M1]ersil