viernes, 29 de mayo de 2015

ENTRESIJOS POLÍTICOS DE LA SEMANA (V)


Alguien reivindica la personificación como inventiva literaria mitad caricatura, mitad alegoría. Prefiero entrever alegoría el paralelismo que pudiéramos apreciar entre España e individuo. Por desgracia, su salud está mermada ya por edad ya por desidia. Dicen que la enfermedad tiene un componente psico-somático. Atribuyendo al político el papel mental, queda para el pueblo el aspecto tosco, de sostén, corpóreo. Tal escenario (lesivo desde el punto de vista psíquico) se agrava cuando el componente somático queda a merced de una crisis febril cuyo origen presenta ardua concreción y cura. El cuerpo electoral manifiesta síntomas claros de fracturas preocupantes. ¿Qué sortilegio lleva a gente universitaria, y no tan joven, a sentir predilección por un partido radical? Todo vale a excepción de quienes proyectan una España ajena a nuestro entorno europeo. ¿Qué seducción dejó Zapatero en un PSOE cuyo anhelo programático se reduce a eliminar al PP del panorama político? ¿Serán capaces de llevarnos así al Estado de Bienestar? Los análisis electorales refuerzan el lamentable aspecto de un país que equidista del proselitismo y la humillación. Desconozco qué sutileza despliega el pecado cometido para que, entre tanto vicio e inmoralidad, seamos nosotros -pueblo llano- quienes cumplamos penitencia.

Carezco de interés por la clase política pero me inquieta el cuerpo electoral. Reconozco que educación se identifica con ausencia. Sin embargo, la cultura política alcanza cotas sorprendentes de penuria. Más aún en jóvenes inexpertos, incluso enaltecidos con títulos universitarios. Semejante panorama acre, viene padeciendo igualmente los claroscuros que propicia un adoctrinamiento ignominioso y perverso. A los medios, debates y tertulianos les cabe una responsabilidad considerable. Beber realidad nos hace firmes, prestos, invulnerables. Sofocar nuestra sed con quimeras demagógicas crea frustración, incivismo, violencia. Lo confirma la Historia. Ningún populismo, una vez alcanzado, comparte el poder; siempre socializa la desdicha. Además, persigue sin límite cualquier disidencia tras el biombo de práctica contrarrevolucionaria. Las democracias efectivas garantizan los derechos ciudadanos, partidos que normalizan la convivencia y el pluralismo. Otras, verbigracia la nuestra, están repletas de lagunas. Basta con mejorarlas, adecentarlas; no sustituirlas por un castillo de naipes.

Finalizado el escrutinio, apreciamos errores, optimismo y trastorno. Las siglas se reparten, en proporciones parejas, dislate y optimismo. Al pueblo le cabe el desliz de protagonizar tanta precipitación que le acerca sin remedio a la singularidad. ¿Cómo puede diseñarse un escenario tan venenoso? Podemos, y otros que deseaban confundirse con el paisa(je)naje, planificaron su estrategia a golpe de encuesta. Por ello, y pretendiendo posicionarse bien en el otero, presentó candidatura solo a las elecciones autonómicas. Craso despropósito incorporarse a las municipales como marca blanca. Recreó el espíritu antisistema, ácrata, levantisco; en fin, un órdago a la credibilidad. No puede uno ubicarse en dos espacios contradictorios. PP dice haber ganado y el PSOE, en su descalabro, ríe como llora Chavela.

Vencida la jornada electoral, contabilizados los votos ciudadanos, se realizan opiniones variopintas; unas sectarias, hiperbólicas las más. El Partido Popular sufre un descalabro notable, menor del que le hacen acreedor sus méritos. Ciertos complejos, que no sabe vencer, le mueven a realizar políticas contra sus propios votantes. La izquierda tiene inmerecida fama de priorizar, en sus gobiernos, avances sociales. Digo inmerecida porque el objetivo no es el ciudadano sino proteger su granero de votos. La orfandad táctica emana del PP porque castiga a las clases medias, su veta natural. Con todo, el votante ha favorecido al PP pese a estos lamentables resultados.

Las urnas han puesto en la picota fundamentalmente a PSOE y Podemos. Ambos, hoy por hoy, conforman unos vasos comunicantes sin equilibrio gravitatorio. No así Ciudadanos y PP. Dos millones y medio de votantes populares se han quedado en vigilia, guardando armas. El próximo sufragio votarán PP o abstención; a lo sumo Ciudadanos ante una actitud cegata, terca. Un caso único. El PSOE, sin dudarlo, con inercia zapateril, va a pactar con Podemos. Si no fenece en el trance, presupuesto muy probable, quedará como partido bisagra e incluso testimonial. Dar un paso lateral hacia la izquierda, teñirse de radicalismo, supone dejar libre un espacio moderado, atractivo, que otra sigla pudiera ocupar de forma definitiva. Depende del futuro Congreso y de la financiación que determinen concederle. Si tuviera las finanzas en mi mano, un partido sin prejuicios históricos -UpyD- sería la imprescindible socialdemocracia española. Podemos, unido al PSOE, se convierte en casta o copartícipe por mucha retórica que dedique a disimularlo. Grupos antisistema, viejos marxistas románticos y jóvenes frustrados (todos abstencionistas tradicionales) despertarán. Les explotará en sus narices aquel sueño novelesco, iluso, que la seducción ha ido excitando. Podemos carecería de solvencia para ocupar el hueco moderado que abandona neciamente el PSOE.  

Ciudadanos sustituiría al PP si este siguiera obstinado en castigar a las clases medias. IU -otro partido ileso de las pasadas elecciones- perdida su franja ideológica, debe realizar un tránsito claro hacia la moderación, adaptarse a la socialdemocracia y ser ¿por qué no? otro candidato a recoger los restos del náufrago PSOE. En definitiva, si la tozudez continuase haciendo mella, Ciudadanos e IU-UPyD serían los partidos vertebrales, mientras que aquellos -disminuidos, enanos- quedarían reducidos a partidos bisagra. He aquí el cambio futuro o futurible. Podemos, a medio plazo, se convertiría (una vez desentrañada hasta la piel con que se recubren) en partido residual hacia su extinción. Aunque parezca un análisis calenturiento, improbable, piensen. De momento, y en meses, con un cambio radical, serio, riguroso, el PP puede alcanzar una mayoría holgada si no absoluta. Caso contrario, Ciudadanos emprenderá un rápido ascenso hacia el estrellato.

Los electores, harto confundidos, castigaron -sobre todo- el empobrecimiento de las clases medias y la corrupción abusiva. Destacar como algo relevante, tranquilizador, que los partidos soberanistas desaparecen de la vida nacional. Enhorabuena a España, Cataluña y País Vasco.

viernes, 22 de mayo de 2015

ENTRESIJOS POLÍTICOS DE LA SEMANA (IV)


Esta última semana de campaña deja frases acomodadas al siglo XIX, amén de otras que generan sentimientos y emociones adversos. Nos topamos también con episodios esperpénticos, grotescos. Desconozco si es pura contingencia o el simple resultado de la estolidez colectiva. Quizás el ajetreo propio del instante lleve a una sociedad ahíta a consentir que se rebasen todas las líneas establecidas por la mesura. Cuando nuestro desvelo debiera centrarse en desenmascarar cánticos de sirena, cualquier fruslería desvía y entretiene tal encomienda. Seguramente alguien, mentes maquiavélicas, disfraza las intrigas anecdóticas de sustancia noticiable. Cruzan inadvertidas, vacuas, por mentes poco dispuestas a discriminar grano y paja. Todo vale para encender una confusión jugosa, miserable. Pienso que la democracia en España se asienta sobre cimientos arteros, ilusorios, inconsistentes. El pueblo lleva años padeciendo esta tacha. Los políticos empiezan a expiar su cuota de flaqueza. Veremos.

El récord de la fantasía lo protagonizó aquella noticia que narraba el apresamiento de una banda que quiso comprar un riñón a un inmigrante. Al parecer, fue golpeado ante su negativa. Extraemos, como lectura válida, la evidencia de que un riñón vale seis mil euros netos. Nos satisface transgredir esa tópica indefinición que se cernía sobre la frase: “Me ha costado un riñón”. Ahora, por mor del arrojo policial, conocemos el dispendio exacto del cauteloso derrochador. Huérfana de esencia, asimismo, tiene esta otra que se refiere a la denuncia que los mossos de escuadra presentaron contra tres militares por hurtar una bandera estelada de un lugar público. Se me ocurre pensar, comparándola con anteriores reseñas sobre el tema, que hay especies protegidas o de trato desigual.

Algo más serio, pero no tanto, quedan los decimonónicos enunciados de Monedero: “Hay que desarmar a los generales mediocres” y “las clases medias necesitan herramientas de indignación”. Aparte ese tono ex cátedra, infalible, que destilan ambos, surgen ampulosos y extemporáneos. Además, irrisorios. A poco nos quedamos sin generales; o sea, sin políticos. Por su parte, las clases medias -señor Monedero- solo necesitan recuperar su poder adquisitivo porque la indignación, bien orquestada, es la aldaba del totalitarismo. Pablo Iglesias, raptado por sortilegios mitineros, dijo que el PP carecía de fuerza moral para acusarlos de populismo desde que Cañete hiciera campaña, en las europeas, subido a un tractor. Don Pablo cometió un lapsus o, peor aún, una vileza. No puede confundir populachero (relativo al populacho, parte ínfima de la plebe) con populista (que utiliza al pueblo para conquistar un poder, generalmente tiránico).

Percibo cierto alejamiento, quisiera prejuzgar no definitivo, de los medios -sobre todo audiovisuales- respecto a su deontología. El cuarto poder, imprescindible en las democracias, se viene adscribiendo a diferentes siglas. Semejante escenario les lleva a tomar partido instaurando un adoctrinamiento, cuanto menos, preocupante. Beben e impulsan el dogmatismo que quiebra toda posibilidad de moderación, sensatez y entendimiento. Desde púlpitos enfrentados difunden un maniqueísmo que completa el emitido por líderes concretos en sus pronunciamientos irreflexivos. “Cordones sanitarios”, junto a exposiciones casi beligerantes y ofensivas, tienden a potenciar una sociedad enfrentada, sin capacidad de aunar voluntades para salvar la nave. Los políticos justifican su pan, pero los medios no. ¿Por qué ese apetito disgregador? Si quieren medrar saben cuál es el vehículo propicio. Bifronte es sinónimo de engendro.

Hasta mi paisano Raúl del Pozo dosifica atrevimiento e incoherencia al afirmar que “todos los partidos -en alusión a los de mayor envergadura- son democráticos”. De inmediato admite un innegable proceder estalinista en Pablo Iglesias. Esas alegrías conforman una conciencia social determinada. Emilio Lledó, recién galardonado con el premio Princesa de Asturias, profirió un pensamiento clave: “La corrupción que más me preocupa en nuestro país es la de la mente”. Sabe, mejor que nadie, con qué sencillez se conduce a individuos descabezados o convertidos en masa uniforme. Cualquier marco institucional mantiene fresca la probabilidad de remedio; una conciencia social desorientada, prostituida, no. Sería un acto patriótico que políticos y medios renunciaran a conseguirla.

Existen dos premisas corruptoras: sostener que el ardor antifranquista ofrece la mejor prueba de convicciones democráticas y la indiscutible supremacía moral de la izquierda. Mi experiencia vital indica que ambas son falsas. Al menos, no tienen por qué ser verdaderas. No obstante, se utilizan cual firma notarial para exaltar algo o a alguien. Si nos ajustáramos a los hechos evitaríamos muchos desengaños porque, como ilustra la vieja sentencia, “no es oro todo lo que reluce”.

Se conjetura bastante sobre los pactos tras el veinticuatro. Algunas siglas, con mayor o menor claridad, parecen dispuestas a avanzar sus preferencias sin análisis ni avales. Allá ellas. Malicio que la falta de humildad, el dejarse llevar por la corriente, puede ahogar expectativas de futuro para sus integrantes y para España. En ocasiones, es más difícil digerir el triunfo previsible que el fracaso evidente. Otros recogerán los frutos que por prepotencia y ceguera se dejaron sin cosechar.

Ni tengo espacio, ni quiero abundar en los argumentos. Arendt y Korstanje previenen que los grupos totalitarios orientan su discurso a hacer creer que la democracia ha sido la causante de miserias y privaciones ya que ignora los principios de igualdad ante la ley. Sin embargo, las libertades democráticas adquieren su significado y función orgánicamente allí donde los ciudadanos pertenecen a grupos y son representados por ellos. Con la ruptura del sistema de clases murieron también gran parte de los partidos europeos y la posibilidad de mejorar la acción deliberativa. Como sugería un popular locutor deportivo, ojo al dato.

 

viernes, 15 de mayo de 2015

ENTRESIJOS POLÍTICOS DE LA SEMANA (III)


 

Nadie va a persuadirme de que los programas electorales constituyan algo eficaz. Más allá de cubrir el expediente, acicalar la farsa, encontramos abundantes ofertas que propician volúmenes extensos, páginas indigeribles. Desde un centenar hasta las doscientas, conforman la horquilla de estas marrullerías que causan hastío, definen el bostezo. Cualquier individuo lo sabe por experiencia. Ha tragado sobradas ruedas de molino. Estimo que menos del uno por ciento lee algún compendio electoral y, prácticamente, se llega al cero si nos referimos a la totalidad. Ante un libro sentimos pánico. Se acrecienta cuando hemos de interpretar algunos textos que, además de vacuos y nada originales ni pedagógicos, se adentran en un espacio sibilino, fantasmal. Quizás sobrecogedor.

La semana fue clave para que cada sigla presentara sus respectivos planes a la opinión pública. Como he dicho, trabajo inútil. Se sospecha con fundamento que todos dicen lo mismo, matizando ciertos aspectos triviales. En el fondo, incluso con grandes diferencias, daría igual porque el cumplimiento queda lejos de su esfuerzo. Además, en esta piel reseca, se vota a la contra nunca por convicción. Los programas se ajustan al ritual, jamás a los deseos del contribuyente. Manda la víscera. Hasta los indecisos saben qué harán cuando llegue el momento. Nominarán a los suyos, independientemente de lo que se afirme o niegue en las encuestas.

Solo he leído el proyecto de Podemos, sin soslayar algún vistazo al resto. Los medios me han ayudado a completar la síntesis general. Con este preámbulo, puedo afirmar sin temor que coinciden en el fárrago y contenido. También los modos; es decir, sus enfoques. Podemos utiliza un lenguaje ladino más que elevado. De estructura casi perfecta, prioriza el magnetismo semántico a la eficacia comunicativa. ¿Qué quieren decir cuando apalabran el rescate ciudadano? ¿Acaso el individuo se encuentra cautivo y han de llegar estos señores para satisfacer su rescate? ¿Y quiénes van a avalar los créditos? ¿Ellos? ¿Nosotros? Qué generosos.

Huyo de pormenores, de la disección exhaustiva que tampoco nos llevaría lejos porque se hace hincapié en lugares comunes. Intentan seducir dando carnaza, fomentando los bajos instintos, una realidad prosaica, cuando no solo de pan vive el hombre. Podemos augura gobernar, es un decir, para la gente. Con toda probabilidad, igual pulsión sentía el Rey Sol: “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Hablan de romper las Instituciones para la democracia como si fuera una dictadura quien, ahora mismo, vertebra el actual sistema. Con el rosario de insensateces que incorporan a su programa, aún venden un empeño ilusorio: reducir deuda. El sentido común indica que si elevamos el gasto público resulta inevitable, con iguales ingresos, quedarnos al descubierto. En esta circunstancia, no hay alternativa: aumentan los impuestos o la deuda. Proyectan paliar tal discordancia creando una banca pública. ¿Otras Cajas de Ahorro? No, por favor. Ponen un broche de oro con la implantación de las citadas “instituciones para la democracia”. A su sombra surgirían Consejos Ciudadanos; excusa ideal, extraordinaria, de los sistemas totalitarios camuflados bajo maquillaje liberal. 

Salvo un sinfín de calamitosas exigencias económicas -que acumulan sus propuestas- y ciertos tics dictadores que se entrevén a través de rendijas pseudodemócratas, el guión de Podemos constituye una copia u original (pues no se advierte el venero) ingeniosos. Mención aparte merecen algunos párrafos proclives a la hermenéutica. Qué exégeta podría interpretar el punto noventa y nueve del programa, que dice: “Se dotará a los profesionales del sistema público de salud de capacitación en competencia intercultural y concepciones ideológicas relacionadas con la salud, la prevención, los cuidados y tratamientos del cuerpo, así como la idea de intimidad propia de otras culturas, desde una perspectiva socioantropológica”. “¿Cómorrr?” ¿Es factible decir más dislates en menos palabras? Sí, hablar de “aprendizaje significativo” en el apartado de ¿rescate educativo? El susodicho programa me atrevo a calificarlo de inmoderado e inaplicable. Cualquiera asumiría una valoración menos piadosa.

Aparte estos esbozos (gasto inútil), la semana viene cargada de exabruptos a falta de juicio. Pedro Sánchez reitera su anhelo de pactar con todos a excepción de PP y Bildu. Insistir en el yerro deja al descubierto una enorme indigencia política. ¿Cómo piensa gobernar -suponiendo que las urnas le fueran propicias- frente, al menos, cinco millones de ciudadanos que votarán al PP? Porque, por suerte para PP y PSOE, su suelo está -y me temo que por mucho tiempo, si algún líder no lo arruina con declaraciones insolventes- por encima del techo de Podemos y Ciudadanos. El bipartidismo, pasada la epidemia, se recupera de forma acelerada. Así lo quiere, persigue con ahínco, una economía liberal. Podemos y Ciudadanos, asumiendo aquel la democracia, sustituirán al dañino nacionalismo en los pactos de gobernabilidad. El futuro político vendrá blindado por la alternancia PP-PSOE con acuerdos concretos de Podemos y Ciudadanos. A ambos partidos mayoritarios, les conviene rehusar la burguesía nacionalista, si pueden.

Debo recoger alguna nota extemporánea, lamentable. Rita Barberá amenaza a una joven disidente dejando al descubierto una gran dosis de prepotencia y escasez de talante democrático. Albert Rivera -mal interpretado cuando dijo que los jóvenes deben liderar la regeneración- consumió su parte de necedad cuando se pronunció sobre el número de personas que han de ocupar una habitación. Mientras no incumplan la ley ni los límites impuestos por dueños y responsables, cuantos quepan. Albert, permíteme un consejo de abstencionista: no eches por la borda tus expectativas de futuro. Abro un pequeño paréntesis. Las paredes de cristal que exhibe Podemos me originan un acceso de hilaridad que no sé contener.

El récord de las inconveniencias y la manipulación, falseando hechos e intenciones, se lo lleva Susana Díaz. Personifica el error convertido  en diputada y presidenta cuando lo sea. Los andaluces retardan su investidura. Para otro escenario, le hubieran otorgado mayoría absoluta. Otro récord -más repugnante- sobreviene sobre quien hace del insulto, de la crueldad, argumento político. El señor Iglesias (zahiriendo a Esperanza Aguirre) amén de perder cualquier razón que pudiera asistirle, muestra un talante totalitario, fanático. Tal percepción surge cuando se apela contra los antagonistas al espíritu maligno, el vade retro del converso.

viernes, 8 de mayo de 2015

ENTRESIJOS POLÍTICOS DE LA SEMANA (II)


Conforme nos acercamos a las fechas claves en la disputa electoral, todavía aturdidos por los aromas del engrudo, el escenario se torna inquieto. Aparecen, al tiempo, retóricas gastadas, huecas, fraudulentas. Políticos de uno y otro signo, junto a adláteres poco habilidosos, elevan el tono -también las ofertas- sin importarles qué piensa o necesita el contribuyente. Al fin y a la postre, ninguno repara en quienes sufragan el esperpento (no encuentro calificativo que tase con mayor justeza este vejatorio, caro y endeble ritual). Semejante a un desfile de procesionarias, plaga que produce irritaciones y alergias molestas, inoportunas, los políticos nos embisten con sus programas inconcretos, falsos. Casi siempre quiméricos. Pero dejemos para momentos propicios el análisis general.  

Los aledaños del meollo electoral se estrenan con una noticia que tienta la corrupción. Apuesto, sobre seguro, por el notorio incremento de estas acotaciones hasta el próximo veinticuatro. Según parece, pese al desmentido personal, a Alfonso Rus -presidente de la Diputación de Valencia- lo han cazado con las manos en suculenta masa. Su talante, negando autoría sonora, más allá de condensar una anécdota cínica es la constatación palpable de impunidad total. Acepto su derecho a que le secunde presunción de inocencia. No obstante, aupados sobre inconcusos indicios, esperamos que se depuren responsabilidades, si las hubiere. Estas informaciones, y otras de parecido jaez, potencian el hastío y desapego del individuo más crédulo. Los prebostes, por su parte, aparcan medidas rotundas para no darse de narices con un partido saneado pero sin esqueleto estructural. Limpieza, en este caso, sería sinónimo de liquidación. Silencio.  Estrabismo. Como mucho, amago. Antes que hundir la nave, prefieren navegar sin astrolabio. 

El aforamiento, masivo en magnitud y plenario en usufructo, afianza factores de privilegio. A su vez, provoca quiebra en la justicia cuyo principio de igualdad  viene superado por una presumible inconsistencia. Los altos órganos judiciales, gracias a su procedimiento electivo, resultan proclives al enjuague político. Un amplio biombo pudiera ocultar bastantes recovecos en los que el conjunto de siglas difuminan la peculiar ceguera e imparcialidad de la ley. El Tribunal Supremo rechaza investigar los supuestos malos tratos efectuados por el eurodiputado López Aguilar. Aquí el Alto Tribunal provee el principio de inocencia, cuando la Ley introduce culpabilidad de forma categórica e irremisible. Extraña, asimismo, tan sepulcral silencio del activismo feminista al que, según parece, solo motivan los hipotéticos malos tratos realizados por sujetos montaraces adscritos a ideologías perversas. El maniqueísmo carece de razones. La insidia sectaria también.

Una semana más, Susana Díaz acapara la crónica andaluza. Esta señora enarbola, sin ofrecer ningún signo de agotamiento ni munificencia, la bandera que aglutina en su persona las esencias de responsabilidad política. Alardea, al mismo tiempo, del actual aislamiento en la lucha contra el desenfreno endémico que ensombrece la autonomía. Crea, a tal efecto, una Oficina de Prevención del Fondo y la Corrupción. Desde marzo de dos mil cuatro viene ocupando cargos de diversa enjundia sin que jamás, que yo sepa, pretendiera poner freno a dicha podredumbre. Barrunto el picotazo de una mosca para que la diputada presidenciable se convierta en adalid contra la corrupción. No se me ocurre otro móvil para explicar el cambio repentino y vigoroso de tan incauta personalidad. Pide, a renglón seguido, que los demás partidos sean responsables para que Andalucía tenga el gobierno que han votado sus gentes. Tanta petulancia y doblez me acongoja. Compensa mi decaimiento la respuesta de Antonio Maillo, portavoz de IU: “Quién no la conozca que la compre y yo no la compro”. Sus razones tendrá.

Extraigo una entrevista a Ángel Gabilondo, candidato a la presidencia de Madrid por el PSOE. Salvo que fue ministro de Educación con Zapatero, poco conocía de este filósofo. Me impactó su moderación, inteligencia, talante y ofrecimiento auténtico de servicio al ciudadano. Irradiaba, sin duda, todos los principios de la ética social. Si viviera en Madrid, y no fuera abstencionista convencido e irredento, no me importaría votarlo. Mi introspección me produjo asombro, pues siempre consideré al PSOE un partido postizo. Al tiempo, estaba lejos de concebir cómo un señor con tal armazón moral se aventuraba a liderar una candidatura. Daba igual de derecha, izquierda o imprecisa. Rubricó la entrevista no con el programa, que apostó parecido a los demás, sino comprometiendo su palabra. ¡Chapeau! que dice mi amigo Otramotro.

Cierro las ocurrencias con esta frase de Beatriz Talegón, insigne desconocida y arraigada en la carencia: “Yo, desde el PSOE, tiendo la mano a Podemos porque hace falta un pacto de izquierdas para echar a los corruptos de la derecha”. ¿Y quién expulsa a los corruptos de la izquierda? Quiero pensar que en el PSOE habrá gente con enjundia, estrategas con sentido común. ¿Sabe la señora Talegón qué ocurriría en las elecciones generales si hubiera un pacto Podemos-PSOE? Le doy una pista. Los españoles somos un pueblo moderado. Incluso en momentos de crisis y descomposición política, nos inquietan las soluciones rupturistas, desequilibradoras, atrevidas. ¿Necesita más aclaración?

Podemos alumbró un programa al que hincaré el diente, fuera de la cronología semanal, a lo largo del próximo artículo.

Recomiendo a mis conciudadanos, entre tanto, abandonar la víscera en favor del análisis frío. El poder nunca es herramienta, como dicen algunos farsantes, es un objetivo en sí mismo. Miente quien pretenda usurparlo ya que, en una democracia, le corresponde únicamente al individuo. Por este motivo, el voto es universal. Nosotros disfrutamos un sucedáneo mientras otros se recrean detentándolo de forma espuria. Huyamos del odio tribal incentivado -que nos debilita- y de aquellos que prometen la democracia popular, pues las esencias sustantivas no precisan epítetos. 

viernes, 1 de mayo de 2015

ENTRESIJOS POLÍTICOS DE LA SEMANA I



Comienzo mayo con esta cabecera común. En ella centraré mis acotaciones políticas, al menos, hasta las elecciones municipales y autonómicas. El objetivo que me propongo es diseccionar, desde mi punto de vista, dichos y hechos efectuados por prebostes -con mayor o menor transcendencia- de la vida nacional. No tienen por qué estar ligados a partido alguno. Pueden constituir otros entornos cuyas resoluciones afecten de manera notable al ciudadano. Supone una fórmula particular de síntesis semanal (elemento clave) de la crónica política. 

Un hecho mediático, que no social ni mucho menos sustantivo, lleva días abriendo telediarios y alimentando tertulias. Sorprendentemente, Monedero abandona la primera línea del partido para diluirse entre la plebe. Renuncia al vínculo universitario y se acosta a quienes, con toda probabilidad, otros líderes juzgarían lumpen. Algunos analistas aprecian hartazgo o depuración. Al contrario, yo advierto un movimiento táctico muy calculado. Sobre todo por la inmediatez del debate electoral y el pretendido lastre que arrastra. Si bien su proximidad al régimen venezolano, desde tiempo atrás, y la extraordinaria minuta asesora -factor de sospechas- no se ciñen a él en exclusiva. Existen reseñas y documentos gráficos por los que Pablo Iglesias, junto a otros destacados miembros de Podemos, adjudicó lisonjas o pautas diversas a los gerifaltes de aquel país. Alguno, además, presenta oscuras relaciones con la moral pública.

Ocurre que, como ya enunciara meses atrás, Podemos se nutre de un voto inestable y volátil. Ofreciendo el cielo como botín de conquista, su techo no llega al millón y medio. Con galas socialdemócratas, moderadas, pierden un millón de extremistas y ganan un millón de crédulos. Es decir, mantienen un equilibrio traumático, una quimera adosada absurdamente a su realidad gratuita, pueril. Pero es que no hay más. Ciudadanos, PSOE e IU, ocuparán el espacio al que ellos renunciaron de primeras. Ahora, pese al señor Monedero, ya es tarde. Contra la inescrutable dinámica social no cuentan arrogancias ni vanidades.

Aparecieron, asimismo, revelaciones que invitaban al déjà vu. Que Federico Trillo y Martínez Pujalte, ambos diputados, cobraran sustanciosos emolumentos por asesorar a la misma empresa, genera recelo -hasta indignación- aunque tal actividad fuera legal. El error consiste en creer que el político queda redimido de mancha si cumple la ley, obviando el ejemplo ético. Es un escenario tan curioso que se va agravando de forma proporcional a los esfuerzos por invocar su honorabilidad. Todavía peor cuando la clase política (casta para otros, cada vez menos cristalinos) se encuentra ayuna de crédito. Vana es la confesión e inexistente el indulto ciudadano. Políticos y memoria son divergentes. Se acuerdan de Santa Bárbara solo cuando truena. Compensa semejante coyuntura el olvido contumaz que cultiva el pueblo español.

La anécdota imprevista vino de Susana Díaz. Olvidado el viejo ábaco que la llevó al yerro electoral -en un cálculo ingenuo- avista la segunda vuelta como tratamiento saludable y lenitivo. Podemos y Ciudadanos le causan terribles molestias, hondos sufrimientos. A ninguno le conviene atarse a un partido que transpira fracaso por todos los poros de su piel. Ni siquiera les satisface el sacrificio del señor Griñán, en el ara, para congraciarse con quien redima la investidura. Podemos, a la vez, pudiera encarnar un Caballo de Troya mortal, concluyente. Mi ardor solidario me incita a concebir pena por la señora Diáz. Pobre, siente el declive nacional antes de disfrutar el albor andaluz.

Pedro Sánchez o el PSOE, que tanto monta, no se cansa de desplegar una estulticia innecesaria. Ahora va y declara que hará pactos con todos, excepto el PP y Bildu. ¿Qué oportuno e inteligente estratega rumió semejante barbaridad? Omiten en qué caverna salvaguardan su doctrina, arteramente antitética. Caminan rectos hacia el estadio testimonial. Reclamamos menos insensateces y más propuestas que conduzcan, por fin, a ambas siglas mayoritarias a una eficaz Política de Estado.

El PP pelea con empeño para conquistar un trofeo muy reñido: el cetro del desatino. Llevan meses blandiendo una bonanza económica que nadie, salvo ellos, avista. Es incontestable el exiguo aumento del empleo, del PIB, la alegría suicida del consumidor, etc. etc. ¿Alguien ha estimado cuánto va a incrementarse la deuda pública y los impuestos a partir del próximo año? ¿Observan que todas las obras, paradas durante tres años, se encuentran en plena vorágine? Digo, afirmo, que no es oro todo lo que reluce. Me recuerda el debate Solbes-Pizarro -sin dichos personajes- con los papeles cambiados. Entre tanto el PSOE gasta su munición en la rancia amnistía fiscal. ¡Qué poca creatividad! De pena.

Salvo de esta aridez, únicamente en parte, a Ciudadanos e IU. Aquel tiene un discurso moderado, pragmático, eficaz. Debe, no obstante, mostrar una infraestructura firme porque, hasta el momento, el peso lo lleva Albert Rivera. Nunca puede gobernar un partido que ofrezca tan escuálida representación. Deja al descubierto verdadero tufo de cesarismo, aún no usufructuado por los rivales, que choca o desmerece en un sistema democrático, incluso a fuer de formal. Con pequeños retoques constituye vigorosa alternativa de gobierno. Izquierda Unida puede desaparecer, a poco, en la confusión o revitalizarse si encuentra pronto el camino correcto. Es el espacio de la izquierda belicosa pero demócrata. Tiene un trabajo urgente y delicado.

Dentro del maremágnum lamentable vivido esta semana, y que alcanzó el clímax con las declaraciones del ministro Catalá, destacaremos una isla de elogio y bien hacer: la impecable respuesta del gobierno ante la catástrofe de Nepal.