viernes, 28 de enero de 2022

LA DIVINA COMEDIA

 

No hay nada nuevo bajo el sol, proclama el Eclesiastés dando cuerpo doctrinal al ciclo como ley natural y humana. La coyuntura actual, en parte, viene recogida por la Divina Comedia (primer cuarto del siglo XIV) de Dante y el Gran Teatro del Mundo (primera mitad del siglo XVII) de Pedro Calderón de la Barca. Es decir, entre ambos hay una diferencia de trescientos años, pero se ajustan perfectamente a los ecos estridentes del  mundo actual. Cualquiera de ellos hubiera servido como titular exacto. Sin embargo, me decidí por Dante porque habla del infierno y, aunque creo que la farsa es sustantiva de los acontecimientos vigentes, la situación infernal —tomada en sentido figurativo— parece más acorde a la realidad circundante. A nivel nacional quizás fuera oportuno El Gran Teatro, pero los fragores internacionales anteponen La Divina Comedia.

Pese a lo dicho, pondré el foco en Calderón cuando me refiera a la problemática nativa por su tramoya. Volvamos a la esfera internacional abrasada en apariencia porque estrategia es sinónimo de confusión. La Divina Comedia está formada por tres “cánticas”: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Infierno consta de nueve círculos: Limbo constituye el primero y reúne no bautizados (reminiscencias dogmáticas), glotones y lujuriosos. ¿Es, tal vez, una evocación a la sociedad española? Violencia es atributo del séptimo. Fraude conforma el octavo y Traición el noveno. ¿Acaso ya Dante pronosticaba el carácter del gobierno español y de su presidente? El autor, coloca a Satán en el centro del noveno y su rostro, con tres caras, significa la traición a Dios. ¿Será esta la causa de llamar a Sánchez Satanás por parte de una muchedumbre políticamente incorrecta, o no tanto?

Hoy estamos centrados en el séptimo círculo ya que una violencia recurrente —asimismo altiva, emblemática, disuasoria— se interpone a Ucrania y OTAN. Rusia, sometida a cierta debilidad económica, ha apostado un gigantesco ejército en la frontera con Ucrania y Biden augura su invasión, pero sospecho que todo se reduce a una burda maniobra para mostrar músculo. Algún expolítico-analista, necio y español, pontifica el hecho asegurando que Rusia debe proteger sus fronteras. Cierto, pero no anexionándose parte del territorio vecino. En dos mil catorce, Rusia incorporó unilateralmente la península de Crimea en una operación parecida al Anschluss expansionista alemán. Ucrania, más pronto que tarde, será miembro de la UE y OTAN. Rusia muestra su poderío previendo que dicho país pida entrar rápidamente en esas sociedades que tanto incomodan a Putin.

Es evidente que ni por litigios económicos, ni por riesgo de alterar el statu quo actual (incluyendo Crimea), la zona no es explosiva. Distinto sería que Putin pecara de Hitler y quisiera extender sus amplias posesiones, hipótesis descabellada. Si iniciara una invasión, Crimea sería objetivo de interés euro-estadounidense y Rusia probablemente la perdiera con infortunio social (incluido reproche político) y económico insospechado. Solo un dato: El PIB de EEUU y UE juntos es varias decenas superior al PIB de Rusia. Desconozco qué detalles militares pueden desequilibrar la balanza entre ambos ejércitos, aunque temo que su desproporción sea parecida a la económica pues “poderoso caballero es don dinero”. Si se actúa con sosiego e inteligencia, los argumentos expuestos poseen gran entidad. Por tanto, pese a informaciones dramáticas y declaraciones fuera de tono, no parece existir resquicio de conflicto armado.

Este contratiempo ha desvelado algo más preocupante que la hipotética invasión de Ucrania: una Unión Europea inexistente. España, Polonia, Repúblicas Bálticas y algún otro país ejemplar han enviado hombres y/o material militar para incrementar lo facilitado por EEUU y Gran Bretaña, auténticos salvaguardas. Dudas y parsimonia caracterizan un comportamiento insólito de Alemania y Francia, olvidando la solidez conseguida por Hitler ante las actitudes apáticas de Gran Bretaña y Francia en los preludios de la Segunda Guerra. Desde un punto de vista político-jurídico-militar (el económico tampoco parece ideal), la Unión Europea deja mucho que desear y su consecuencia es el incremento de euroescépticos. No habrá pugna armada porque la disposición del despliegue parece indicar una pura exhibición de músculo militar, pero los dientes hay que enseñarlos cuando sea preciso. Ya lo dice el proverbio: “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.

Donde se encuentra el infierno, donde están presentes todos los demonios de la guerra sin trascendencia ni cobertura mediática, es en el Pacífico Occidental. El crecimiento económico del gigante asiático inquieta a EEUU, Japón, Corea del Sur y directamente a Formosa. Al parecer, escuadrillas chinas invaden frecuentemente el espacio aéreo de Taiwán poniendo en peligro el equilibrio de la zona. Los últimos años, China ha aumentado su PIB de manera acelerada y descomunal creando tensiones sin precedentes en las zonas limítrofes y en EEUU que ve peligrar el indiscutible liderazgo económico. He aquí porqué cualquier pequeño error llevaría a una confrontación de consecuencias terribles. ¿Puede negarse que varios submarinos nucleares estadounidenses se encuentren situados estratégicamente sin levantar ninguna sospecha? Su capacidad atómica y convencional es inimaginable. Son dispositivos disuasorios en cualquier escenario.

Vamos a imbricar La Divina Comedia y El Gran Teatro del Mundo con “El Gran Circo” de Pierre Clostermann, intrigas internacionales al margen, porque ahora hablaremos solo de España. Sánchez imagina que oprime un gran país, pero uno u otro le descubre su error tratándolo de chiquilicuatre. Hoy lo ha hecho Biden negándolo ante Polonia, calificada por medios sumisos de extremada y antieuropea. Recelo que el desaire se lo hace al presidente por encamarse con partidos comunistas e independentistas. Seguramente afecte también el desprecio infamante a las víctimas de terrorismo. España, sus gerifaltes, no es de fiar. Hoy conforma un gran teatro o circo que ocupa una extensión algo mayor de quinientos mil kilómetros cuadrados donde el relleno humano forma parte importante, justificativa, de lo que se supone Nación o Estado ¿democráticos? Falsa creencia. No mencionemos fiscalía ni judicatura; nos quedaríamos vergonzosamente cortos.

Un gobierno de chirigota cimienta un país de chirigota. El retoque laboral realizado bajo potestad de la podemita Yolanda Díaz, cuenta con una tímida y celosa oposición de Unidas Podemos para mitigar el protagonismo de doña Yolanda que pretende convertirse en la guía de una nueva y consolidada izquierda. De resultas, Belarra y Montero (doña Irene) “personajas” interinas, sustitutas, aparte de incumplir su papel quedarían ensombrecidas, sin cargos. Terrible, pues la señora Montero ha recibido ya su “herencia” quedándose económicamente desvalida. Sánchez se supera a sí mismo con las pensiones cuya subida, según él, paliará la pérdida de poder adquisitivo. El IPC ha subido un seis coma cinco y las pensiones dos coma cinco. Podría poner cincuenta mil ejemplos sanitarios, sociales, económicos, laborales, donde queda claro que nos tratan como enanos intelectuales y morales. España forma parte de una comedia-farsa perfecta, “divina”, convertida en el gran circo que nos distingue.

viernes, 21 de enero de 2022

FELIZ AÑO

 

Desde mis primeros recuerdos, a partir de Nochevieja hasta San Antón (el viejo refrán declara que “hasta San Antón, Pascuas son”) era costumbre desear a todo el mundo ¡Feliz Año! La pretensión sintetizaba los mejores y más variados sueños para quienes eran receptores de tal deseo. Casi todo el mundo interpretaba, al menos, salud, dinero y amor, en este orden un tanto egoísta. Sin estar cubiertos por tal práctica consuetudinaria, el desiderátum incluía otros afanes tácitos referidos a individuos concretos. Es evidente que estas pautas sociales se hacen en lugares pequeños donde se conocen todos los vecinos. Municipios grandes o ciudades, reducen dicha costumbre a individuos del propio entorno. Llevo largo tiempo sin iniciar un nuevo año en mi pueblo, pero las referencias confirman la inmutabilidad de tan amable tradición.

Creo que el personal —abrumado por tanta promesa incumplida— empieza a vaciar instintivamente las mochilas antaño cargadas de optimismo y bonanza. Hoy, pedir puede pedirse poco porque, al final, existen demasiadas probabilidades de que, pese a ello, te lo nieguen. Quizás sea reflexión general que gana terreno en nuestra sociedad temerosa y atemorizada. Pudiera ser, asimismo, una falsa apreciación mía, pero advierto ahora cierto titubeo, producto inequívoco de la aventura que conlleva desear a alguien Feliz Año; incluso así, con la boca pequeña. No está el horno para bollos ni apremios por justos que fueren. Desear en estos tiempos salud, dinero y amor constituye una prueba inadmisible de miseria moral, insolidaridad y atentado contra el bienestar colectivo. El ciudadano carga sobre sus débiles espaldas daños ajenos, pues son comparsas del Gran Teatro. 

 Nos abruma especialmente esta pandemia tan fementida desde los primeros compases y por ello reacios a las disposiciones que han ido apareciendo a lo largo de la misma. El fraude informativo y las groseras contradicciones entre presuntos expertos, han creado mil suspicacias provocando no solo confusión sino rechazo a cualquier medida. Primaron excesivos intereses ideológicos, propagandísticos y financieros, que han propiciado confinamientos ilegales junto a situaciones extrañas cuyas consecuencias empiezan a dar la cara. Desear salud en este escenario responde a un anhelo cuasi milagroso. Según informes de última hora, España ha alcanzado ocho millones de contagios. Con esta inmunidad natural y la adquirida por las vacunas, ¿dónde está aquella tan cacareada “de rebaño” si tenemos en cuenta los contagiados de la sexta ola? ¿Falsedad o broma?

Cuando se habla de inmunidad, debemos entender “respuesta firme de un organismo a la acción de antígenos”, no otra cosa que contamine más de cien mil españoles diarios. Decía Karl Jaspers: “Los actos de Estado son al mismo tiempo actos personales. De ellos son responsables y han de responder personas singulares”. Pese a lo expuesto, que es gravísimo, no existe ningún culpable patente al que imputar tan lastimoso escenario. Sánchez, falaz y cínico, utiliza el gobierno y la “cogobernanza” como elixir, a conveniencia y mayor gloria del señor presidente. En este aspecto somos únicos, sin competencia posible; encabezamos, además, el resto de magnitudes sanitarias dañinas. Las conocidas e insoportables apariciones que realiza en los medios audiovisuales, suponen actos de arrogante vacuidad cada vez menos inadvertida. Su naturaleza y quehacer políticos son totalmente insignificantes, yermos.

Conseguir un estado saludable, en este principio de año dos mil veintidós, parece objetivo poco verosímil por no decir imposible. Igualmente, lograr el dinero que añade nuestro deseo sincero y afectuoso a deudos o amigos, sigue la estela del logro sanitario. El PIB por persona del año que ha terminado, confirma preeminencia sobre Portugal, Grecia y países del desaparecido COMECON. El resto de Europa tiene economías más saneadas que la nuestra. Aún aturden mis oídos aquella frase infausta pronunciada por un bendito e inepto ingenuo: “Estamos en la champions league”, sin apreciar el escarnio general incentivado. Quien mangonea y oprime ahora —tan inepto, al menos, como Zapatero— aparte de llevarnos a la miseria completa, perfecta si añadimos insumisión y caos moral, esconde una ruindad de inviable superación. Necesitamos con urgencia cautela y reflejos.

Suponer que el escollo afecta a todos por igual significa desconocimiento inmenso de la conducta humana. Imaginemos dispendios injustificados, antojadizos, expresando otra vez que ficción y veracidad se encuentran en planos distantes, a favor del contumaz realismo. Nadie sabe a ciencia cierta la magnitud del despilfarro porque se ha creado una atmósfera político-mediática velada y cómplice con argumentos estúpidos, espurios. Son tiempos de nepotismo, de prebendas en diferentes instituciones o empresas públicas. Los excesos contables, el sobrecosto permanente, seguro que soportan razones prudentes, intachables. Entre tanto, habitantes de la Palma esperan molestos, amargados, cuantas promesas ofreció Sánchez en sus cuantiosos viajes. ¡Qué poco conocen el percal!

La fervorosa terna se completa con el amor como propósito final. Ignoro qué entenderá el común por amor pues tiene varias formas, expresiones, todas con sabor excelente. Los hay quienes loan el amor platónico; otros se preguntan ¿por qué hablan de amor cuando quieren decir sexo? Con independencia del alcance dado al vocablo cuya aquiescencia será general, el momento se muestra poco propicio para expansiones amatorias. La pandemia retrae, además de encuentros familiares, reuniones sociales impidiendo conocer al otro. Un estudio realizado en EEUU (¿cómo no?) asegura que el Covid disminuye el pene en cuatro centímetros por un efecto colateral. Estos antecedentes nos permiten afirmar, sin ninguna duda, que ahora las relaciones íntimas “son menos profundas”.

A medio camino entre el pasmo y la ironía, he perfilado las incógnitas que nos asaltan en este principio de año con un horizonte intranquilizador en los ámbitos nacional e internacional. Nosotros tenemos un gobierno tan ayuno de proyectos como abarrotado de ocurrencias. No quisiera originar dramatismo ni mayor desasosiego del preciso, pero en los orígenes del totalitarismo se decía: “La calidad teatral del mundo político se había tornado tan potente que el teatro podía aparecer como el reinado de la realidad”. Parece referido tal mismo a la España actual. Echenique da una muestra irrebatible cuando ante el ingente patrimonio amasado por la ministra de igualdad dice: “El padre de Irene Montero falleció y le dejó una herencia”. Gran aportación argumental. En el terreno internacional preocupa la tensión entre Ucrania y Rusia; es decir, OTAN y Rusia. No olvidamos la hostilidad China-Taiwán

Considero pertinente, inaplazable, vital, apetecer para todo el mundo un entusiasmado “Feliz Año”; eso sí, con más anhelo que convicción

viernes, 14 de enero de 2022

LOS MAGOS DE OCCIDENTE

 

El orbe católico —rico también en diversidad menos beligerante, eso creo— lleva un tiempo debatiéndose entre San Nicolás, Papá Noel, Santa Claus o los Reyes Magos. Mi señora, por tradición, prefería los Reyes Magos; yo, pragmático, apostaba por Papá Noel. Nuestros hijos, sagaces ellos, pasaban de dilemas poniendo una vela a Dios y otra al diablo; es decir, querían regalos los dos días. Decían, con razón, que si les traía regalos Papá Noel podían jugar todas las Navidades, época familiar clave ya que ambos éramos profesores. Al final, el ansiado descanso vacacional, no llegaba ni a ilusa aspiración. Estoy convencido de que aquel periodo, años setenta, se mantiene imborrable en sus hoy añejos recuerdos. Incluso cuando preparan un refrigerio colectivo, frecuente, uno de los temas repetidos (con sus hijos testigos) será sin duda el repaso retrospectivo a las viejas vivencias que, según tengo entendido, fueron momentos muy felices.

La izquierda patria —amaestrada al marxismo totalitario por, según todos los indicios, un cesar antidemócrata— tiene como objetivo, entre otros, erosionar el edificio monárquico. Sobrevuelan en dicho aserto dos retos: desnaturalizar el sistema hasta hacerlo irreconocible y cargarse al rey como paso previo (lejos de traer otra república, que también) para romper el rango jerárquico del ejército. Esperan, ignoro si inútilmente, quebrar el símbolo que salvaguarda la unidad nacional con la hipotética perspectiva de aprovechar su división, inclusive debilidad posterior, y así mantenerse en el poder. Es discutible si Sánchez inició su dominio de forma legítima porque mentir al elector es corromper la soberanía popular, por tanto, ilegitimar sus deseos y desenlaces. Donde no cabe duda posible es en las resoluciones del Tribunal Constitucional sobre los Estados de Alarma. Su legitimidad podría adquirirla, tras la clara inhabilitación jurídica, dando voz al ciudadano con nuevas elecciones o dimitir. Lo demás es afrenta histriónica al pueblo.  

Cierto que esta caterva de aventureros —no solo “sanchistas”— con más ínfulas que discernimiento y saber, ambicionan (su maldad inherente) suprimir Los Reyes Magos. Olvidan, si no su propia niñez, a millones de infantes, asimismo padres y abuelos, que idealizan cada año “la costumbre” de origen cristiano. El entrecomillado deslinda la gente menuda y mayor que concurre a la tradición sin ningún entusiasmo religioso. Tampoco monárquico, señalo por si hubiera recelos extraños sobre otros personajes en fecha tan sorprendente y fabulosa. Sin embargo, este fundamentalismo ideológico (nueva nomenclatura del nazismo imperante) en un “ni sí ni no, sino todo lo contrario” diseña unas cabalgatas entre el espanto sensible y el retortijón emocional. Parejas inclinaciones conforman hábitos de conducta preocupantes hoy.

Mientras desaparece poco a poco la festividad de Reyes, al menos con ritual y tenor presentes, voy a disociar los nombres que constituyen tan multitudinaria remembranza. Me quedo solo con el vocablo “magos” y los ubicaré en occidente pese a que su hábitat preferido sea oriente. Tengo razones de peso para acomodarlos (¡ojo con la palabreja!) en áreas adscritas al vahído infecundo, a la entelequia timadora. Estos “magos” que vagan —¡cuidado con el término!— por poniente exhiben pelaje diferente, incluso opuesto, a los protagonistas de las mil y una noches. Nuestros magos cultivaron igualmente juegos infantiles dotándose de poderes adventicios como instrumental útil para una vida regalada e inmerecida. ¿Cuántos de ellos engrosarían las colas del paro si no fuera por esas artes fascinadoras, falsarias, capaces de seducir a individuos irreflexivos, lerdos?

Sánchez ha convertido un gobierno mediocre y caótico en la quintaesencia del simulacro. Tezanos, director y guía espiritual más que saltimbanqui de la prospección político-social, ayuda extraordinariamente a adormecer cualquier lectura perniciosa, adversa. El resto de personajillos, ministros e incrustados al sanchismo cual peones peonzas, dicen y se contradicen en un girar insolente, propagandístico, defraudador. Es la magia que restauran estos siniestros nigromantes pegados y pagados a hechizos hediondos. Utilizan de forma antiestética, furtiva, los caudales públicos hipnotizando a los más con ese abracadabra cabalístico al que denominan “progresía”, ofrecida en formas y dosis atractivas. La minoría se somete al fascinante estipendio que convence y enajena al personal crítico, “inquebrantable”. Surge ingenuamente un séquito selecto de estómagos agradecidos.

El espectador queda espantado, boquiabierto, no por la pericia del hacedor sino por tan delirante espectáculo. No es una visión que proceda del asombro, ni de lo inverosímil; trascienden los disparates, el despropósito. No obstante, queda insólitamente comedido en su butaca, tal vez inquieto, nervioso, porque va siendo consciente de su estupidez. ¿Por inacción? Sí, pero sobre todo por tenaz ceguera. Advierte, a poco, que estos espurios hechiceros son aprendices, bisoños, malhechores. Imitaron de forma burda la exquisita espiritualidad que exhalan los magos orientales, sean reyes o no.  A la postre (aun siendo técnicamente tolerables) juego de manos, juego de villanos.

A veces dudo de si las actuaciones del gobierno pueden considerarse mágicas, hipnóticas o simplemente milagreras. Desde luego sobrevienen contorsiones específicas de un esoterismo minoritario, elitista. ¿Qué hipnotismo mancomunado impulsa a Sánchez a presentar una situación económica ejemplar, envidiable, en toda Europa? Desparpajo petulante e insolente es el único venero inspirador. Tan mágicas como cínicas son las palabras de García Page: “Esta crisis nos dice que el camino es avanzar hacia la igualdad”. Milagrera es la predicción del presidente asegurando que las elecciones serán en dos mil veintitrés. Incluyo en esta división milagrera o impostora la encuesta de El País cuya conclusión es que el PSOE adelanta al PP como gestor de la economía y el empleo.

Por si se pensara que soy antagónico de la Sexta, siguiendo un talante similar, ahí dejo algunas pinceladas mágicas de otros figurantes o partidos. Echenique: “Las políticas millonarias —en referencia a Irene Montero— es porque lo han heredado”. Podemos, apoyado por Bildu, exige que el CIS (siguiendo la corriente) pregunte por monarquía y república. ¿Por qué no sondear si Estado Central o Autonómico? Ciudadanos se ofrece a Sánchez para apoyar la Reforma Laboral, con excusas increíbles, mientras espera sentir aire en su rostro. Génova y Ayuso teatralizan la unidad del PP en favor de Mañueco; luego volverán las hostilidades. Ustedes tienen en mente mil ejemplos que oscurecen, cual plaga bíblica, toda racionalidad política.

Tras los intentos sinceros, inflexibles, de terminar con los reyes en España; carentes de sensibilidad mágica, tópica del oriente, queda el efecto cabalístico, impostor, mísero, de estos magos anodinos, botarates, paridos y “amamantados” —sirva la doble lectura metafórica— en el ominoso occidente que pisamos. Los magos de oriente, más si son reyes, traen regalos y capitanean la ilusión; nuestros magos de occidente, más si son políticos, aportan penuria y acaudillan la farsa.

viernes, 7 de enero de 2022

CARA O CRUZ

 

España —desde tiempos inmemoriales— condiciona la fortuna al torcido azar de una moneda del imperio que se lanza al aire mientras ojos escrutadores desean que en su definitiva posición horizontal pueda verse cara o cruz. He aquí porqué se exige una moneda imperial, pues el anverso era la cara del emperador de turno y el reverso siempre una cruz. Sin embargo, lo habitual se convierte en atípico dentro del espacio concreto de mis raíces castellano-manchegas terciando dos variables, ignoro si innovadoras: verano y dinero contante y sonante a la hora del juego que se convierte en concurrido y popular. Lo llamamos “las caras” e intervienen dos monedas. Si salen caras ambas, gana el banquero que cubre las apuestas; si cara y cruz hay que volver a lanzarlas; si cruces ganan los apostadores. Como no respetábamos la siesta de nadie, había algún que otro altercado.

La secular costumbre hoy se mantiene solo en los campos de futbol y, casi siempre, en diferentes gobiernos que llevamos penando los españoles cuatro decenios. Sabemos (salvo individuos o medios que viven ricamente al calor del BOE, sin olvidar la caterva de perezosos incluso sectarios irredentos) que el “sanchismo” ha hecho un arte sublime de este método aleatorio para manipular. Su oráculo es la moneda al aire supliendo ausencia de ideas o iniciativas. Luego rectifican con igual táctica en infinita sucesión de asesoramientos aéreos que traen idénticas insensateces. Creo que, como según parece ocurrió en realidad, alguna vez la moneda cae metafóricamente de canto creando un desconcierto teatral. La verdad es que estamos llegando a una coyuntura entre carnavalesca, con rasgos muy atrevidos, y esperpénticamente deformadora, psicótica.

Esta fórmula, tan válida o inválida a cualquier otra que escape al dictamen racional, viene tasada con espectacular adhesión. Aun así, sin más, especímenes contrahechos, estafadores, la suelen arrinconar para dar fe al sino antagónico (en ausencia de criterio), cuando no al absurdo. ¿Quién no conoce ocurrencias de Sánchez, una vez lanzada al aire la célebre moneda para, segundos, minutos u horas más tarde, desdecirse completamente y “capturar” —entonces sí— el “vellocino”, cual Jasón redivivo? Transforma y sustituye el acaso por una mitología áurica; es decir, que le permita soñar con ricas vetas doradas para satisfacer deseos personales sin completar. Esta política necia, incierta, ligera, oscurantista (antidemocrática), ha ocasionado, presuntamente, daños sanitarios y económicos, rayanos en lo delincuencial si no de plena judicialización. ¿Culpa del método? No, ¡qué va!, del efecto. Las “caras” sustituyen al sentido común.

Recuerdo algún “baratero”, encargado de lanzar las monedas, hábil, cuco, tramposo. Las “careras” (piezas del juego) debían tener antes de lanzarlas cara y cruz en planos opuestos, pero dicho personaje, y de forma sibilina, las ponía en el mismo plano —moviendo los dedos con extraordinaria maestría— sacando siempre caras si el suelo era arcilloso e impedía el bote. Era un azar controlado, trilero, nada azaroso. Por lo que llevo viendo, Sánchez, “baratero” y banca, hace argucias para sacar siempre caras, como si sus ambiciones le vinieran satisfechas por un destino foráneo, excepcional, advenedizo. Sí y no; fuera de una gestión pública nefasta, inconsistente, lo tiene todo promediado. Sin caer en cuenta, está evaporando no su nulo crédito sino cualquier posibilidad de sentarse otra vez en La Moncloa. El exceso crea indigestión política y social; ni los suyos, ni PP.

Puede que el delirio narcisista le impida comprender que, en esta ocasión, sean los ciudadanos quienes “cubren” la apuesta que él quiera arriesgar. Tiene un futuro alarmante, más que delicado, por pervertir las normas en vigor. El primer lanzamiento lo hizo con monedas marcadas de anticomunismo. Luego, siendo comunistas radicales, las difuminó de novel liberalidad blanqueándolas con etiqueta democrática. Quiso alternarlas con otras llenas de intriga y codicia, incluso de violencia. También esa pretensión le llevó a alejarse de la muchedumbre y hoy, un poco tarde, siente un desapego casi imposible de revertir a tiempo. Europa, espectador incrédulo e inexperto del actual lenguaje político, se harta a poco de la extravagancia y terminará revisando su proceder con ejecutivo tan fraudulento. Sánchez, cara al porvenir, ha derrochado toda oportunidad.

La inmediatez del cálculo efectuado por Sánchez le lleva a permitir que otros, usando bronces anticonstitucionales, anhelen convencer a fanáticos de su legalidad en lances con marcado carácter rupturista. Ni ordenanzas, ni autolimitaciones; sirven al precepto concebido por hábitat y usos internos. Este caos normativo e instrumental le lleva a conseguir participantes heterogéneos, minoritarios, que le sirven para un descosido, pero le acarrean —al mismo tiempo— un roto generalizado en suelos electorales consistentes y fértiles. ¿No creen ustedes intempestivo, anacrónico, disparatado, que ERC utilice monedas tendenciosas, fanáticas, e invoque la ilegalización de Vox? Asimismo,  ¿conciben que Puigdemont se haga el longuis, las eche, mire hacia arriba y afirme que “los presos de ETA sufren vulneraciones de derechos inadmisibles”? ¡Vaya “barateros”!

Sánchez calla (tal vez trague) y soporta, además de lo anterior, que Podemos quiera investigar los abusos de la Iglesia a menores mientras da carpetazo a los de Baleares. Sanidad lanza al aire las monedas a ver qué pasa y exime de cuarentenas, no obstante la opinión de expertos, a escolares menores de doce años con contacto estrecho de Covid. Pese a todo, lo grotesco —aun azaroso— viene con la concesión de la Gran Cruz de Carlos III a personas irrelevantes cuando no nocivas para el país, contra los embriones de la concesión. Me recuerda a Hannah Arendt en sus reflexiones: “Cualquier persona puede llevar a cabo los más horrendos crímenes cuando pertenece a un sistema totalitario. El problema radica no en dormir su conciencia sino en eliminar su piedad”.

Los medios, a su vez, utilizan “las caras” casuales para evitar un trabajo extenuante. ACODAP (Asociación contra la Corrupción y en Defensa de la Acción Pública) ha acusado en el juzgado número treinta y cinco de Madrid a Antonio Ferreras, Ana Pardo y Newtral por corrupción y censura al no difundir noticias verdaderas publicadas en EEUU sobre muertes sobrevenidas por las vacunas.

La alternativa que viene tampoco es “moco de pavo”. Martínez-Almeida: “Almudena Grandes no merece ser hija predilecta de Madrid, pero yo tengo los presupuestos”. Vergonzosas declaraciones de otro aficionado a “las caras”. El PP plantea crear una inspección educativa del Estado para vigilar el uso del castellano en Cataluña. Después de tres legislaturas con gobiernos del PP, “a buenas horas mangas verdes”. Tras este artículo figurado, simbólico, con PSOE, PP e independentistas, da igual que salga cara o cruz, casi convendría que absortos por el juego popular (pero sin sentido político) cayeran de canto. Nosotros respiraríamos y ellos, los políticos, por lo menos quedarían totalmente desguarnecidos, descubiertos.