viernes, 27 de agosto de 2021

FIGURAS Y FIGURONES

AFGANISTÁN,  EEUU  Y  SÁNCHEZ

 

No es momento, juzgo, de andarse por las ramas y garabatear la larga genealogía que esconde Afganistán. Diré —a modo de sumario breve— que ha sido históricamente ruta de la seda con China; por tanto, codiciado desde tiempos inmemoriales. Interesa reseñar desde mil novecientos setenta y ocho a mil novecientos noventa y dos. En aquella época conquistó el poder una facción comunista apoyada por la URSS. Los talibanes eran contrarios al gobierno recibiendo por ello apoyo financiero y armas de EEUU. La llamada guerra de Afganistán la ganaron los talibanes. Sin embargo, en poco tiempo mostraron un carácter radical, tiránico, liberticida. Por este motivo se creó un gobierno menos restrictivo con apoyo de EEUU, la OTAN y algunos países árabes a principios del siglo XXI. Durante veinte años, se vivió cierta apertura occidental respecto a modos y costumbres, pero en conflicto permanente con el extremismo talibán y otros señores de la guerra.

Estados Unidos, de hecho, ha ganado las guerras totales (Primera y Segunda Guerras Mundiales), pero otras más delimitadas (Corea, Vietnam y Afganistán, por ejemplo) le han supuesto victorias precarias si no huidas ignominiosas. Todas empezaron durante el periodo denominado guerra fría entre la URSS y los EEUU; un tira y afloja para liderar diferentes áreas de influencia —económica y militar, fundamentalmente— en cualquier parte del mundo. Fue la razón de los vaivenes que Estados Unidos y la OTAN ofrecieron durante cuarenta años en Afganistán. Este país tribal, aguerrido, inmerso en costumbres medievales, presenta dificultades insalvables para ratificar, con inmediatez calculada, usos, estilos e inercias occidentales. Señores de la guerra (su modus vivendi), corrupción generalizada, incapacidad para responder a esperanzas y fe masivas, forman parte del escenario que ha llevado a juzgar vano el esfuerzo requerido.

Con sentido común y estrategia acertada, la URSS abandonó en dos años campo y ayuda afganos. EEUU, aferrados a un prurito elitista, quiso imponer un gobierno talibán, anticomunista, contra toda prudencia y seguridad. Luego han necesitado veinte años de hostilidad permanente sobre sus viejos aliados. El epílogo, plasmado en las imágenes que cualquier medio difunde del aeropuerto de Kabul, es vergonzosamente terrible, casi criminal. El abandono, auspiciado por la propia sociedad afgana unida a gobiernos viles, deja sin amparo no solo al pueblo con demasiadas cicatrices sino a personas y familias que se comprometieron con un futuro incierto. Estas gentes, colaboradores y adscritos, si no pueden sacudirse el odio de los nuevos amos, cavaron su tumba desde el instante mismo en que apostaron ciegamente por un proyecto traicionado, inútil.

Sí, de nuevo Estados Unidos —y esa cola artificial que constituye la OTAN— ha huido de otro laberinto cimentado por ellos mismos. Desde la desaparición del Pacto de Varsovia, no tiene sentido mantener aquella organización militar; al menos, ateniéndonos a la estructura y papel actual. Porque, ¿qué es la OTAN? Cuando el pulso marroquí en Perejil comprobamos su respuesta exacta recordando el alineamiento de Francia (dejo para la Historia otras iniciativas menos salvas). Ayer, EEUU apuntaló a Marruecos en la crisis sostenida con España por Brahim Gali, jefe del Frente Polisario. Parece otearse una zona tórrida en el Pacífico y la OTAN se utilizaría para preservar el frente nort-occidental. Se hace preciso, salvo decadencia irreversible, un organismo militar europeo que exija lealtad y compromiso por parte de todos. Caso contrario, estaremos a disposición ajena con poca o nula reciprocidad. Esto o, como Suiza, declararnos neutrales, no indefensos.

Cierto, el modelo Estados Unidos tras las imágenes queda bajo mínimos, algo diluido por el que ofrece su partenaire Europa. No obstante, aquel viene consiguiendo sus objetivos geoestratégicos. Consumada la Guerra Fría y establecido el previsible nuevo frente bélico, pretende cercar Rusia con países potencialmente enemigos. Desde mi punto de vista, Ucrania al oeste y Afganistán (junto a las antiguas repúblicas soviéticas) al sur-oeste —anticomunistas por distintas razones— le restarían capacidad militar convencional, si fuera necesario. Historia y solidez empírica llevan a la certidumbre plena de que EEUU no tiene amigos, hace aliados coyunturales que abandona y recobra cuando el momento oportuno lo exige. Ahora parece débil, tal vez sea realidad, porque su economía está infectada por una deuda gigantesca. ¿Es impensable, asimismo, una maniobra para que otro dé el primer paso? Considero su descarte aventurado.

El liderazgo internacional aparece localizado en personas sin crédito, carentes, anónimas. Si nos ceñimos al ámbito occidental, los últimos gerifaltes americanos, europeos en su gran mayoría y rusos, muestran lagunas (no es alusión retórica) de mayor o menor entidad. Su constatación influye poco en naciones punteras porque quienes afrontan las grandes dificultades son equipos específicos. ¿Creen que Biden,  Putin, Macron o Boris Johnson, pongo por caso, pueden digerir solos el complejo brebaje que las circunstancias actuales ponen ante sí? Semejante pregunta solo admite una respuesta negativa, tanto por el objeto cuanto por los sujetos. Desde luego los hay mucho peores adyacentes, sin tener que desplazarse a zonas lejanas.

Seguir haciendo leña del árbol seco o caído rompe mis normas y estilo personales. Esbozaré a Sánchez bajo el único y preciso marco del asunto descrito. Ha confirmado, una vez más, exceso de egolatría desdeñosa y arrogante siempre; sobre todo en individuos inferiores, a priori. La toma de Kabul por los talibanes supuso para muchos afganos, colaboradores con la OTAN, el inicio de una muerte anunciada. Tampoco tan negros augurios fue motivo suficiente para acabar de forma fulminante sus vacaciones. Luego —hipotecando algo, sin ninguna duda— “compra” la foto europea de Torrejón. A continuación, según afirman los medios adictos, habla media hora por teléfono con Biden para acordar el plan de acogida a afganos acreedores de Estados Unidos en las bases conjuntas de Rota y Morón. Reputar ambas informaciones implica una inocencia insólita, prodigiosa. ¡Ya!, ordeno y mando debe ajustarse a la realidad oculta.

Terminen mis amables lectores colocando, a resultas de broche áureo, los epítetos del título (Figuras y Figurones) a quienes consideren oportuno. Sé que no se equivocarán; confío en su justicia y sentido común.

 

viernes, 20 de agosto de 2021

FIGURAS Y FIGURONES

Sánchez y Redondo

 

Tal vez el atrevimiento trascienda mi faceta de articulista vocacional, con pleno sentido porque en ella pongo todo empeño, bordeando la narrativa donde los personajes suelen ser creación del autor. Yo no lo haré; por el contrario, huiré de fantasías, maniqueísmo y subjetivismo disolventes. No conozco a ningún protagonista de los que voy a analizar. Tampoco conocerlos sirviera de plena conciliación entre juicio, aproximación y realidad. Pretendo con la mayor honradez y, alejándome por igual de filias o fobias, desentrañar al individuo —más allá del ropaje o de la ocasión— centrándome siempre en el disfraz que le une, o desune, al ciudadano. Seguramente cometeré errores porque el propio ser, indiferente de quien sea (autor o juzgados), ayuda a ello. Hasta es posible que uno u otros presenten fluctuaciones fenomenológicas que haga complejo acertar sus rasgos.

Desfilarán por este laboratorio peculiar, sui géneris, políticos solos o adosados a quienes conforman un tándem simbólico en el quehacer nacional. Quisiera, a su vez, discriminar conceptos para evitar lecturas ajenas a mis intenciones ecuánimes, generales. Si en alguna ocasión precisara salvedades, delimitaría segundos significados. Figura es metáfora, sin más, que contribuye con cierto desenfado a referirnos a una persona común obviando detalles particulares. A veces, tirando de ironía, e incluso sarcasmo acompañado por altas dosis de espectáculo, suben al Sancho de turno a ese Clavileño enmaderado y guasón. Esta variante, viene definida únicamente por marginales e indolentes. Figurón concita unanimidad plena: ”Persona que le gusta presumir o aparentar ser y tener más de lo que es y más de lo que tiene”.

Sánchez obliga a profundizar los modos del ser sartriano. Desde luego no es un ser en-sí (natural, libre), ni tampoco para-sí (con conocimientos); es el ser para-otro, aquel que puede revelarle lo que es. Su naturaleza, su percepción, quedan adscritos inmanentemente a la falsedad; su sustancia existencial es la mentira. Fuera de ella no hay nada. Alrededor puede vislumbrarse algo, siempre postizo, avieso, porque surge al margen del ser en-sí. Ontológicamente sería un ser absurdo, paradójico, siempre a expensas de juicios sinuosos por presentarse deforme, cuando no amorfo. Uno, amalgamado —con cierto instinto fatalista— a esta sociedad heterogénea, impía, contemplativa, desarrolla querencias perezosas, olvidadizas, cuyo mayor encono es propiciar el “borrón y cuenta nueva”. No lo voy a hacer por principios propios y decoro presunto de mis compatriotas.

Sentadas las bases, ¿quién y qué es Sánchez? Quevedo, su socarronería —incluso hipérbole zumbona, maliciosa— nos muestra, con lirismo o sin él, los aparejos exactos, justos, para detallar su figura quisiera sin estridencia: Sánchez es un hombre a una argucia pegado, un artificio superlativo, acérrimo practicante del timo. Su larga trayectoria arranca con distintivos anexos a la picaresca exaltada literariamente por entonces. Su vida pública, casi inmediata o solapada con el proceso estudiantil, empezó pronto en tiempo y siguiendo su norma natural. Desde muy joven utilizó las armas que la propia naturaleza proveyó y él utilizó ayuno de encomienda. Filtrando y filtrándose continuamente entre exquisitas seducciones tan fingidas como enredadoras e histriónicas, abatía ristras de competidores mientras “concertaba” títulos y amigos ocasionales si le eran vitales.

Aparte episodios previos, de escaso lustre —algunos municipales, representativos y adscritos a ese poso postizo, innato, indeliberado— le interesaban los medios y afiliados al PSOE. Conocida discretamente su indigencia e incapacidad, le quedaba por jugar la baza del retorcimiento mercadotécnico, promocional, donde se sentía cómodo. Persigue el escaparate porque su imagen adulterada, sofisticada, magnifica la nada donde se expone y la convierte en objeto de deseo. Eso fueron para él (escaparates) los innumerables programas de televisión en que participaba con mucha pompa y nulo contenido. Así consiguió sustituir a Rubalcaba en la secretaria general, obligado a dimitir cuando exhibió un talante desaforado, estúpido. Como no puede negársele cierto poder de seducción (dominado siempre por la farsa) encandiló a un alto porcentaje de afiliados con, por desgracia, evidentes carencias de cultura general y política. Luego los olvidó.

De nuevo dueño de la secretaría general, se rodeó de una Ejecutiva afín y fue aclamado césar indiscutible del “sanchismo”. Se inicia la etapa más convulsa y oscurantista desde la muerte de Franco. Ignoro quienes se confabularon (contubernio franquista) para iniciar un proceso jurídico contra el PP por supuesta corrupción. Tras este biombo impúdico surge la moción de censura bien trabajada por un figurón y traicionada, ¿cómo no?, por un PNV adúltero. Nuestro impostor se hace con el poder sostenido por siglas falsarias e interesadas. Unidas Podemos, esquiva la democracia mientras intenta copar cuotas de poder. ERC, pretende interferir en el gobierno de España mientras se dice antiespañola y codicia competencias varias y financiación nacional. Del PNV queda por añadir el deseo insatisfecho de un concierto fiscal mágico que le haga olvidar sus inclinaciones felonas.

Su cabriola perfecta consistió en dar el abrazo del oso a Unidas Podemos y ERC. A los primeros les entregó un poder viciado, cautivo y casquivano. ERC ha conseguido alguna reunión “bilateral”, algunas palabras, compromisos a largo plazo, tipo cambio climático, y probablemente billetes de monopoly. Quien engaña solo es fiel a sí mismo y, aun necio sin competencia, sabe que le quedan cuatro días; por ello no va a permitir a nadie ni una victoria. Él es el más mendaz del país. ¿Alguien zaherirá su egolatría que es el otro ídolo progenitor? No creo que lo permita. Por lo demás, hablar de gestión, de formas, de integridad estética (al menos), de logros en la pandemia y crisis coyuntural o endémico-estructural, sería algo obvio, repetitivo, cansino. Sánchez es un pobre apéndice de Sartre, de Quevedo, merodea el espacio pícaro, siempre presente en la metamorfosis española, y cambia el refranero porque ahora se dirá: ”la mentira tiene las patas largas”.

A Redondo —de empaque inteligente, hábil— en principio, lo veo un consultor “mercenario”, poco fiable. Aquella frase que le emparejaba a Sánchez si caía al barranco, determinó una inscripción funeraria ajena a dicho deseo. Sánchez es quimera, nada, pero él no lo sabe y por tanto nadie puede acompañarlo ni siquiera al barranco épico. A Redondo, Iván, pese a su envoltura no le acompaña un particular sentido común, o sexto sentido, a tenor de algún tropiezo sonoro. El primero e impropio fue aliarse con las emociones humanas siempre generosas, menos cuando hambre y futuro siniestro aparecen en un horizonte repleto de abusos. La comunicación no sacia ningún tipo de apetito y si lo justo abruma las entrañas sociales aparecen insurgencias contra quienes poseen su control. El segundo, infravalorar a sus rivales. Al final, ha resultado un figurón del que el “informado” supone intervenciones brillantes.

 

viernes, 13 de agosto de 2021

REQUIESCAT IN PACE

 

Advierto, en una encuesta reciente, que la asignación de votos sería: Ciento treinta y tres PP; noventa y nueve PSOE; cincuenta Vox; diecinueve Unidas Podemos; catorce ERC y otros en cantidades inferiores. En definitiva, PP y Vox conseguirían una abultada mayoría absoluta contra las indicaciones del CIS. Los perdedores, sean cuales fueren, enseñan la carta marcada de que las encuestas son fotos fijas. Cierto, pero sus prospecciones indican dinámicas que conformarán a futuro una realidad incuestionable. Es más, día a día son favorables al centro derecha pese a los esfuerzos de Sánchez y Unidas Podemos por detener esta sangría letal. Del lado opuesto, PP y Vox —enzarzados en pruritos triviales— esgrimen un desafío incierto para salvaguardar, no ya acuerdos de gobierno sino el optimismo que vislumbra el español ante un futuro próximo.

De igual manera, otra encuesta sobre intención de voto en Andalucía pronostica mayoría absoluta de PP y Vox, donde ambos ganan diputados respecto a las anteriores elecciones de dos mil dieciocho. PSOE, Unidas Podemos (Adelante Andalucía, disgregada) y C,s pierden gran porcentaje de electores. El primer barón —en este caso baronesa—purgado por el todopoderoso Sánchez fue la andaluza Susana Díaz porque, en teoría, interesaba poner a alguien “limpio”, nuevo. El elegido (y no es broma), Juan Espadas, ha pasado su vida laboral en diferentes funciones del ayuntamiento sevillano y la Junta, agregado a todos los presidentes, con y sin EREs de por medio. Según parece, propaganda y maniobras (no orquestales) en la oscuridad han tenido poco éxito. Aunque el señor Moreno, desde mi punto de vista, sea un político gris, tendrá a su disposición el Palacio de San Telmo con ayuda de unos y desvertebración antiestética del resto.

Sánchez —tal vez excesivo, radiante, incrédulo— cree coyunturales los indicadores que vienen pronosticando todas las encuestas, a excepción de aquellas que cocina Tezanos. A un estadista como él ningún pueblo logra darle la espalda. Solo puede ser culpable un gobierno inútil, curiosamente gestado bajo su paternidad; eso sí, putativa. Para atenuar tan injusta respuesta de una sociedad ciega, innoble, cicatera, suscribe su tesis y cambia parte del gobierno, centrándose en sus marionetas de mayor confianza. Deja fijos, ¿cómo no?, a los ministros de Unidas Podemos, parte especialmente infecta del ejecutivo. No le sirve de nada, como sabemos, porque desconoce el consejo de Carl Gustav Jung: “El hombre que no percibe el drama de su propio fin no está en la normalidad sino en la patología, y tendría que tumbarse en la camilla y dejarse curar”.

Traición en su terminología vulgar, humilde y antipatriótica, consiste en quebrantar la fidelidad o lealtad al amigo. Conocíamos desde el primer momento que Sánchez, aun disfrazado, era un perjuro a España y a los españoles. Desde hace un mes sabemos que también traiciona sin límite emocional; un individuo que perfila en la ignominia su centro operativo original, su ídolo inmanente. No cabe duda de que si ambos, él y ejecutivo, echaran pajillas (una forma popular nada fiable de valorar virtudes o vicios de personas enyugadas) por parejas para conocer qué grado de inutilidad adorna a cada uno, todos sacarían la misma. Depurar a Calvo, Ábalos y Redondo, me parece un acto cuya moral es difícil incrustar en cualquier proceso humano ordinario; menos, si cabe, cuando el único culpable quiere salir indemne. Desde luego, ellos tampoco eran trigo limpio, pero ….

Sánchez demuestra que sus amigos, o enemigos cordiales, son quienes lo sustentan en La Moncloa y primeros que abandonarán la nave cuando empiece a hundirse, dejándolo solo. Temo que sea primero el PNV. Rosa Regás sostiene: “Cuando eres consciente de la muerte, acabas asumiendo la propia soledad”. Esta sentencia vale para toda clase de muerte —aumentando su impacto cuando se pierde el BOE— salvo que el muerto (político en este caso) no conciba tal situación. Sus presupuestos psicopáticos le impiden ver la realidad y vive poseído permanentemente por quimeras. Subyugado, tuerce un poder que no tiene y revive, sin despegarse del absurdo, cuando UP y ERC le exigen quebrantar las esencias nacionales y solidarias. Ignoro si su proceder se debe a huida consciente, defensiva, o se conduce como si todavía tuviera plena convicción de conectar con el estrago pandémico y económico, pero ocultando una estrategia singular, milagrosa.

Abandonar físicamente el país —desde su ministerio presidencial hace tiempo que lo hizo— abona la idea de que Sánchez es un fantasma corporeizado solo cuando se trata de asentarse y disfrutar del poder. Otras situaciones lo convierten en quantum, onda o partícula; un escenario que potencia adoptando formas de propaganda hueca, insustancial, escaparate desierto o imagen fatua. Carece, además, de conciencia o la tiene muy laxa para actuar (una vez rehecho materia heterogénea) con un ritual extraño, superficial, postizo. Sin conejos, la chistera es una herramienta molesta, impertinente, delatora. Comprendo su agonía porque ve cercano e irremediable un despertar duro. Sin embargo, no debe quejarse porque ni en sus más inconcebibles ensoñaciones se vio presidente de España, arrebatando al futuro hipotéticamente un sin nadie, un pobre de decoración.

Hablaba, no ha mucho, del país de las medallas, ese país que solo existe en su mente onírica, calenturienta, febril. Aun ocultando lo que resulta repulsivo o exhibiendo en sus numerosas terminales mediáticas la falsedad hecha logro exiguo, consigue impedir que el pueblo relegue su mediocridad personal y descrédito operativo. Ya no valen panegíricos internacionales pagados —presuntamente— de forma generosa para ofrecer, a la postre como prensa turbulenta, avara, un ser y un armazón nacional amorfos, esperpénticos. Parodiando a Sartre, Sánchez nos ha sorprendido con su trance: La Pandemia, la Economía y la Nada. No existe precedente de ningún jerarca que, ante una porfía sanitaria definitiva, diluya su responsabilidad personal con argumentos triviales. Respecto al aprieto económico se ha optado por: ni sí ni no, sino todo lo contrario; especie de transversalidad chirigotera.

Walter Scott mantenía: “la muerte no es el último sueño, sino el último despertar”. Sánchez se encuentra en el postrer letargo y espera, de forma inconsciente, que le despierten. El reloj de las encuestas provoca su duermevela, una pesadilla turbadora, pertinaz, el sueño que mantiene los ánimos en vilo. Con este escenario, Unidas Podemos aguantará, porque no está para romper la baraja, hasta el otoño de dos mil veintidós. Ya dije que PNV abandonará antes, según costumbre ancestral. ERC seguirá la huella de UP, si Puigdemont no decide antes cortar por lo sano. Malo si no satisface el peaje (verdadero conflicto) catalán, al que da largas, y peor si lo paga. Sin ninguna discusión, Sánchez —aislado, solo— pronto será candidato seguro al Requiescat in pace.