Constituyen los tres
pilares que hoy sustentan la configuración política de esta tierra, cuya mayor
virtud -a la vez defecto inveterado- es la paciencia o sumisión, que manifiesta
de manera ciega; mostrándose peligrosa cuando explota por inusual arrebato.
Este soporte inmundo, podrido, vertebra a su vez el débil régimen que se nos
aparece poco atractivo, desilusionante y, sobre todo, carísimo. Creo a fondo
que manifestaciones, aun hechos turbadores, protagonizados por prohombres
(también promujeres, que diría una ministra de cuota) producen rechazo y hastío
general. Me temo de su inconsciencia, pero uno (ya entrado en años) compara
aquella dictadura atípica con esta democracia lacia y no encuentra argumentos
sólidos, rigurosos, para ensalzar una sobre otra. Cuando un sistema, se llame
como se llame, privilegia realmente a un grupo, clase o casta, lo hace
conculcando libertades y derechos de los demás. No es democrático pese a
apariencias, empeños o parabienes.
Sé que la última
especulación es políticamente incorrecta. Sospecho el cúmulo de calificativos expuestos,
más bien arrojados, por mentes incapaces de contrastar opiniones sin adueñarse
de un espacio (teóricamente honorable) que no les corresponde a priori, incluso
ni a posteriori. Poco importan las etiquetas imputadas porque nada debo a nadie
ni tuve jamás, ni tengo, cargo, regalía u óbolo alguno. Al igual que muchos
españoles veteranos, hube de sufrir la dictadura (insisto atípica) y ahora
tengo que sufragar la democracia (reitero lacia). Otros -atraídos por el
incensario o el improperio dogmáticos- no pueden decir lo mismo, en ningún
caso.
Podría haberme
decantado por diferentes rasgos, entre los múltiples que pueden aplicarse a la
casta gobernante que se enseñorea en el solar patrio, sin temor a la hipérbole
o la calumnia. Elegí las del encabezamiento porque ajustan perfectamente con la
realidad, más allá del soporte semántico. Si sustentamos una generación
perdida, la tópica ni, ni, ¿por qué el azar o los hados no pueden agravar tal
escenario sobrellevando políticos in, in? Dicen que cada sociedad tiene los
gestores de acuerdo a sus merecimientos. La reflexión tiene miga, me ofrece
honda inquietud, pues se aproxima sin remedio al punto obvio de que nuestra comunidad luce una vileza
suprema, salvo especial maridaje asimétrico.
Repasemos someramente
sustancias o accidentes. Desde mi punto de vista, hoy no hay ningún partido que
se afane en conseguir el bien ciudadano. Todos acarician tocar mando como sea.
El PSOE de Zapatero se ha suicidado en una inútil orgía de omnipotencia que nos
llevó a la bancarrota. Los pretendientes que han de protagonizar la reforma, al
paso que llevan conseguirán su ocaso definitivo. El PP es víctima de complejos
e incoherencias. Consumido el último cartucho, sin reservas en la canana, agotado
el postrer recambio, tras él viene, zaguera, la desesperanza. Le auguro un porvenir escaso y difícil. IU
desaparecerá por extemporánea, quimérica y errante. UPyD presenta buena
perspectiva pero debe deshacerse de lastres originarios. Los nacionalismos se
ahogarán en su propia salsa si antes no han asfixiado a España.
Sí, amigo lector,
tenemos complicado salir de la crisis, abandonar el marasmo. Con semejantes
partidos, con este armazón creado, impuesto, somos contribuyentes a lomos de la
impericia, la indecencia y la inconsistencia.
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