Sabemos que el ejecutivo
de turno debiera aprobar los Presupuestos Generales a la finalización del año
natural. Sin embargo, este plazo casi nunca se cumple por dificultades
ministeriales y sobre todo políticas. Engarzar partidos tan dispares como
independentistas de clase media con otros pertenecientes a la alta burguesía
(catalana o vasca), junto a radicales de izquierda, constitucionalistas
postizos, bilduetarras enemigos de la convivencia y comunistas totalitarios, no
significa que se realice ningún milagro. La argamasa (metálica o de papel)
suele representar un personaje de cada país que tiene moneda común. Si no fuera
suficiente, nunca por baja recompensa, se complementa dando competencias que
debieran ser exclusivas de un país organizado, donde trapicheos, antojos y
atropellos a las leyes se erradicaran de forma ejemplar.
El gobierno, o sea
Sánchez, entre fuegos permanentes, subida irritante de luz, gas e IPC en
general, está que arde. No hablo de la situación económica, aunque sea letal,
porque “proviene de la guerra de Ucrania”. Nuestros gobernantes, ya se sabe,
trabajan muy bien y para la gente. No como el PP que obstruye todos los probos
esfuerzos de estos ministros tan perseverantes y eficaces. Lo que está
ocurriendo en este país me parece trágico, pero al mismo tiempo caricaturesco.
Dudo que pueda encontrarse, escrutando cualquier continente, otro con parecido
proceder en términos relativos. Lo nuestro no tiene parangón; hemos superado el
absurdo, aunque parte de la masa social no sea consciente de ello. Realmente
aunar un gobierno anómalo con un pueblo asaz necio constituye una eventualidad
tan desafortunada como estadísticamente improbable. Somos especiales.
Sánchez y su corte, según
palabras propias, quieren retomar la calle para ver si pueden corregir las
expectativas electorales que hoy les alejarían del chollo. Está claro que la
primera medida tomada consiste en asaetar con insultos e insolencias a Feijóo que,
dicho sea de paso, no me merece ninguna confianza. Entre las acostumbradas
humaredas a que nos someten todos estos gilipuertas, adscritos al bipartidismo,
destaco hoy desenterrar el pacto secreto Bolaños-Egea para repartirse el Tribunal
Constitucional y el decreto ley de ahorro y eficiencia energética. Ambos, por
cuestiones diferentes, apagaron la voracidad de las llamas en tierras
alicantinas y valencianas incluyendo un tren con vocación apocalíptica. ¿Había
en el “desentierro” alguna finalidad específica? ¡Qué va! Solo agua pasada y
minucias incomprensibles, humillantes, con lectura endógena.
El sentido común me
indica que estos Presupuestos, al igual que los anteriores, conformarán una
serie de propagandas y falsedades a mayor gloria del inútil. Supongo que el
lector mínimamente avezado sabe que crecimiento y recesión son antitéticos.
Pues bien, la señora Montero considera que el año próximo tendremos un
crecimiento del dos con ocho cuando lo incuestionable, según todas las
previsiones, es que entremos en recesión. Si por desgracia se cumplieran las
previsiones de la señora Montero, tendríamos un Estado riquísimo y una sociedad
paupérrima. Es evidente que, con expansión económica, la inflación sería causa
de desequilibrio porque los sueldos no aumentarían en la proporción del IPC, se
abarrotarían las arcas públicas mientras la clase media quedaría muy
debilitada, desasistida, en la miseria absoluta. Toda una paradoja.
Los socios del gobierno
afrontarán diversos paripés según situaciones y conveniencias electorales, pero
cuando llegue el momento se pondrán firmes a la voz del jefe. Con sumisión
saldrán ganando siempre; todos, a excepción del PNV que tiene los días contados
en el gobierno vasco porque, si se sigue así, pone en tela de juicio la
credibilidad (para quienes aún les quede fe) sobre todo de Sánchez y de Bildu.
Parecida contrariedad está considerando JxCat que siente las traiciones sibilinas
y cercanas. Lo peor de todo es confiar demasiado en amigos políticos. Estos
partidos, representantes de la burguesía, satisfarán sus peticiones hasta el
momento del sacrificio. Asimismo, no podrán recibir auxilio del PP que ellos
mismos se han encargado de hacerlo desaparecer en ambos territorios. ¡Qué
triste es la soledad ganada a pulso!
“El gobierno cree que la
guerra y la incertidumbre económica, lejos de alejarle de sus socios,
facilitarán el acuerdo sobre las cuentas”. El ejecutivo, una vez más, se
equivoca. A sus socios, la guerra y la incertidumbre, les importa un pepino:
“por dinero baila el perro y por pan, si se lo dan”. Esta es la madre del
cordero y de todos los pactos. Semejante caterva, aunque sean ineptos para los
asuntos generales, sobre picaresca y zorrerías tienen un dominio pleno. Conocen
perfectamente a sus socios y mejor sus debilidades. No obstante, conviene hacer
creer al populacho que es la coyuntura internacional y no otra razón la que les
lleva a aprobar unos presupuestos quiméricos. Desde luego, siguen pensando que
somos lelos totales y eso, aparte insulto, es un error que han de pagar caro.
Hay una realidad que el
saltimbanqui, ni ninguna de sus instituciones domesticadas o amansadas, puede
ocultar. Datos incontestables muestran que “Sánchez ha disparado a máximos
históricos el empobrecimiento de los españoles”. Existe una tabla con aumentos
del PIB percápita en cada país del Mercado Común a lo largo de los cuatro años
postreros. La oscilación va desde más de veinte mil euros de Dinamarca a casi
quinientos de España, que ocupa el último lugar. El dato demuestra el
empobrecimiento del ciudadano español pese a tanta cohetería disparada por
gobierno y medios. Tan irrebatible cuestión preocupa a las altas esferas que
preparan declaraciones “novedosas”: “Sin acojonar al personal no llegamos”, es
la táctica propuesta por alguna mente lúcida del gabinete. A voz en grito, y al
unísono, se menciona un invierno y futuro incierto, duro, desconocido hasta
ahora.
Lo mismo que traicionó a
militantes inocentes, engaña a apoyos y oposición a los que dejará tirados
cuando no le sirvan. Tampoco se ha librado ni librará la Comisión Europea en
cualquier documento que le presente porque este individuo ve la engañifa como técnica
insuperable para escalar puestos demasiado altos para él, según méritos, si
utilizara planteamientos dignos. Estoy convencido de que Europa hace la vista
gorda o su necedad iguala a la del pueblo español cuando eligió sometido a engaños
—acuérdense del insomnio que le producía Podemos antes de las elecciones— a un
sujeto insignificante, lleno de tachas, para regir sus destinos. Se rumorea que
quienes gobiernan el mundo exigen a los políticos de turno a que hagan de la
pobreza virtud ciudadana. ¿Tiene que ver con viejas teorías revolucionarias
partidarias de postergar las libertades?
Termino con la prueba del
algodón que justificaría un grueso adjetivo descalificativo merecido al autor
de: “Ayuso es una aliada de Putin”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario