Desconozco un sistema
físico que se mueva por azar o rareza desperdiciando energía. No obstante, los
sistemas sociales suelen hacerlo sin estimar derroches energéticos y costos impresionantes
para las arcas comunes. Hay excepciones, como en toda regla, aunque los casos
que voy a exponer sin demasiada tardanza constituyan -a priori- paradigmas
notables. Preferiría creer que únicamente fueran bobadas para llamar la
atención del ciudadano, asaz dispersa por opacos arbitrajes sembrados desde el
poder. En esta ocasión, empero, podría asegurar que se trata de dinamismos
planificados a fondo para obtener algún final apetecido. Aquí y ahora sobran
florilegios u otras retóricas ribeteadas de atractivos ofrecimientos, amén de
paradójicos alegatos.
Hace días apareció una
reseña que, con toda seguridad, pasó desapercibida para el común. Provenía de
la OCDE y del FMI. Estos organismos aseguraban que España crecería dos décimas
más de las previsiones suscritas por el gobierno. Sin embargo, como cualquier
moneda, esa información adosaba una cara menos amable, preocupante. Ambas
entidades sugerían al ejecutivo una urgente subida de impuestos para controlar
el déficit. No instaban, ni mucho menos, a disminuir el gasto para conseguir
idéntico resultado, qué va. “Entre molineros no se maquila”, dice el refrán. Es
decir, prohibido disminuir gastos existiendo aún posibilidades de subir
impuestos; porque, dicen, nuestro país está por debajo de la media europea. Muy
bien, ¿y en salarios? Los políticos, no importa latitud, visten orgullosos
traje de molineros, blanco inmaculado. Aconsejaban retocar IVA, carburantes y
ciertas exenciones. ¡Sinvergüenzas!
Podemos, esa oficina vip
de colocación a cuyo frente se ha instalado un romanticismo políticamente átono
(cuando no disolvente), quiere eliminar la misa de la parrilla pública. Argumentan
pervirtiendo el lenguaje, técnica manoseada en los populismos. Mantienen, sin
ningún rubor, que es una forma de adoctrinamiento social. Así, con un par. A
mí, católico por imposición familiar e indiferencia personal, anticlerical juicioso,
me parece un despropósito contra los derechos democráticos y las libertades
individuales además de gesto estéril. Le Bon, investigador de las dinámicas
grupales (porosas a la perversión del lenguaje, desde su punto de vista),
pudiera tener alcance en países racionalistas, sin límites ni excepciones, pero
en este país -sometido al fatalismo- realizar experimentos malabares puede
desembocar en fracasos insólitos, fuera de todo análisis social. Del pan al
credo, incluido el político, hay un abismo. Echad una mirada de soslayo a
Holanda y a las declaraciones de Rutte: “Hemos derrotado al populismo
equivocado”. No os engañéis, agitación y leyenda no siempre son miscibles.
Me intrigan, por qué no
reconocerlo, los movimientos insondables, embozados, que realiza el PP con
nacionalistas diversos a fin de aprobar los presupuestos. ¿A qué precio? ¿Para
qué? Cualquier ciudadano agudo sabe que, si Pedro Sánchez gana las primarias,
habrá elecciones anticipadas y si no con bastante probabilidad. Ignoro quién o
qué obliga a don Mariano para que deba aprobar unos presupuestos sin otra
alternativa más generosa. Como se deje algunos pelos en la gatera y luego se
vea obligado a adelantar elecciones, no le arriendo las ganancias electorales.
Vislumbro movimientos de difícil explicación en Ciudadanos cuya “espantá”, a lo
peor, se la ha ganado el PP a pulso. Arrogancia y prepotencia casan mal con una
minoría política que consigue el gobierno, de rebote, por una jugada a tres
bandas. Albert Rivera, junto al resto, se embarra y encenaga el campo de juego
español. ¡Mamelucos!
Susana Díaz, otra
populista con abundante pedigrí democrático e idea de Estado, brinda su
candidatura a la secretaría general del PSOE. Sin demasiado relieve intelectual,
no exento de gancho político, la señora Díaz puede salvar a su partido de la
quema. Diferente es que sea candidata ideal para auxiliar a España. La juzgo
con buenas intenciones, mas con la misma fe, desconfío de su capacidad para
presidir el gobierno. El círculo de líderes idóneos se cierra y dentro anida un
vacío frustrante, desesperanzador. ¿Por qué será que los lerdos tienen buena
presencia y ninguna esencia? Con la élite sabia (auténticamente intelectual, no
de arrime, de cuota) ocurre al revés.
El conflicto de los
estibadores deja a Rajoy fuera de combate. Un peaje electoral (potencialmente
cercano) deja al raso, sin cobijo, a don Mariano. Hasta Ciudadanos guarda la
viña. La política es una farsa que cambia los papeles según quien ocupe el
escenario. Algunos, incluso, sacan los pies del tiesto como la señorita Montero
cuando justifica una situación anómala en democracia diciendo que los sueldos
de sesenta o setenta mil euros dignifican ese mundo laboral al que las leyes de
Rajoy ha llevado a la miseria. Sin que
le falte razón, necesita autoridad moral para manifestarse en esos términos si
pensamos que Grecia, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador -con gobiernos clones a
los que ella quiere para España- son países que nadan en la más absoluta de las
penurias. ¡Indecentes!
Sí, todo aquello que afecta
a los españoles: fiscalidad, aprobación de presupuestos, ley de la estiba,
pactos diversos, etc., permanecerá detenido hasta después de que salga nuevo
secretario general del PSOE. Porque este y PP, PP y aquel, no quieren compartir
la tarta con nadie, pero guardan las formas a fin de ahogar reproches. Mal
hecho pues están enterrando a Ciudadanos, hay serios intentos de resucitar UPyD
(de lo cual me congratulo) y aprovisionan a un desahuciado: Podemos.
¡Estúpidos!
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