Ignoro si es anécdota
ficticia o realidad condimentada con abundantes dosis de absurdo campechano y
algo rústico. Se cuenta que a cierto paisano de mi pueblo, o colindante, el
conductor quiso hacerle ver que el rumbo del autobús en que viajaba era
contrario al destino ansiado. Dicho señor, muy digno, contestó: “Yo pago, tú
tira”. Constituye la estampa viva de quien desconoce -quizás no le interese torturarse
con tan apremiante embarazo- alteraciones y eventualidades en la vida rural. La
tranquilidad de estos rincones, rota desde siempre solo por las moscas y la
canícula, hace de sus habitantes individuos acomodaticios, remolones. Esta
idiosincrasia tan particular ha ido calando poco a poco, desde su origen, en la
sociedad española. Por ello, la siesta deja de ser rutina para convertirse en hedonismo.
La política española
lleva años conformando una trayectoria desafortunada, irritante. Trapicheos,
corretajes, corrupción, siguen siendo el pan nuestro de cada día. Nos
encontramos envueltos en procesos judiciales donde los imputados se cuentan a
centenares. Tercian todas las siglas, amén de aquellas que afectan a
empresarios tan estirados como sinvergüenzas. Ahora irrumpen partidos limpios,
intachables (o no tanto), que proclaman hasta el agotamiento su misión
purificadora. Regenerar -entre cambio y recambio- la democracia, dicen, es su
objetivo primero, incluso único. Los compases preliminares, orquestados tras el
24 M, nos hacen temer lo peor, al menos a mí. Empiezo a verificar la certidumbre
de aquella famosa sentencia: “Entre dicho y hecho hay mucho trecho”.
Calientes aún las
papeletas, Ciudadanos y Podemos auspiciaron, con demasiada precipitación,
decálogos irrenunciables para dar sustento y sostén a diversos partidos. Podemos
-emboscado- pretende, bajo diferentes envolturas, la exclusividad política. Forma
parte esencial de su ADN. Más allá de inferencias que la Historia señala sin
excepciones, sentencian los hechos. Ciudadanos impuso en Andalucía condiciones
previas que, tras conocerse la rotunda caída en las postreras exploraciones
sociológicas, quedaron minimizadas a la nada. Ahora mismo es un partido bisagra
y si no cumple su cometido constituye un lastre inútil, demanda su declive. Por
este motivo, dejando el listón primigenio a ras del suelo, constituirá
gobiernos estables con PP o PSOE. Los votantes solo le exigen cierto desvelo al
objeto de normalizar una democracia putrefacta y crispada. Con tino, sin excesos histriónicos;
ora soltando, ora encogiendo cuerda.
Nuestros prestamistas
oficiales, en su lógico y cicatero afán de cobrar capital más rédito, vienen
indicando al gobierno la necesidad perentoria de subir tributos. Recomiendan,
al tiempo, iniciar un copago en educación. Cuando las economías se vertebran sobre
el deseo de los acreedores, se corre un importante riesgo de generar miseria
sin restituir deuda. Los expertos de la Troika financiera deben conocer las
divergencias irreconciliables entre desarrollo económico (por tanto creación de
riqueza) y falta de liquidez. Aquí sí que atesora sentido pleno ese refrán
imposible de “pedir peras al olmo”. Dicen que el dinero no tiene corazón, pero
-a lo que veo- carece más bien de raciocinio. Analizando comportamientos,
dinámicas y coloquios, percibo cierta afinidad político- monetaria. Llegados al
extremo, sospecho que la virtud nunca debe buscarse cercana al prócer.
La opinión pública y el
sentido común sostienen que este Estado de las Autonomías es económicamente
inviable. Sin embargo, ningún partido tradicional -tampoco moderno- menciona si
quiera tal circunstancia. El cambio que la sociedad española exigió a Rajoy
dándole una mayoría absoluta infundada, quedó en agua de borrajas. Los
respectivos requerimientos instados por Ciudadanos y Podemos conllevan el
aumento del gasto en áreas tan capitales como educación, sanidad o servicios
sociales. Iniciativas necesarias y loables, pero… ¿cómo se sufragan? ¿Acaso
sugieren racionalizar el gasto autonómico? ¿Promueven la eliminación de
empresas públicas deficitarias? ¿Apetecen, en el plano moral, eliminar los
aforamientos? No, el aumento del gasto se compensa con mayores impuestos
ordenados por unos y ratificados, utilizando argumentos ad hoc, por todos. ¿Tocar
la tramoya del enchufismo? ¡Jamás! Vengan gobiernos, diputaciones, empresas
públicas, fundaciones… Es que hay mucha gente para colocar. Evoquemos,
asimismo, los cuantiosos subsidios a medios audiovisuales e incluso escritos.
No obstante, “la preocupación por el ciudadano es plena”. Ante semejante insolencia,
enmudezco prudencialmente, pero sepan que, imitando a aquellas viejas viñetas, mi
boca arroja sapos y culebras.
Corroboro montañas de
errores (entiéndase corrupción, nepotismo, estructuras onerosas) previas y
posteriores a la jornada electoral. No obstante, ellos aseguran, sin excepción,
haber entendido al pueblo pero cada uno interpreta su voluntad soberana en
razón del interés que le aporta. El PSOE, experto lector, persigue protagonizar
el cambio que anhela la sociedad aunque, como Fausto, venda su alma al diablo. A
eso, aseguran, nos obliga el escrutinio. Aparte la penuria que acarrea toda
dislexia pertinaz, fustigan su ánima atormentada ante la expectativa de
atesorar un cuerpo rumboso. El apuro surgirá cuando ni la toxina botulínica consiga
inhibir una vejez prematura. Podemos, enroscada, tienta “a la casta”
ofreciéndole una manzana tóxica. “Sin muertos no hay carnaval” conforma el
paralelismo del filme de Sebastián Cordero y la situación política española,
una vez ubicado Podemos -presunto invasor de esta democracia añeja- dentro del
ruedo ibérico.
Si concibiéramos, en
una ficción caricaturesca e inverosímil, que un político-conductor dijera a
Juan Español: “Amigo, usted cuando vota lo hace en la dirección equivocada. Los
gobernantes no quieren, al menos, minimizar el Estado Autonómico, gestar una
justicia independiente, aprobar leyes para devolver lo distraído, bajar
impuestos, perseguir el Estado de Bienestar; en fin, llevarlo a buen puerto. Cambie
de vehículo”. Seguramente -y las pruebas lo confirman- Juan Español contestara
hierático: “Yo pago, tú tira”.
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