Hoy los modismos han
calado profundamente en una juventud que el extravío incita a suscribir como
método de compensación. Así surge el lenguaje criptográfico o cifrado que conforma
un grupo equidistante, acaso anejo, cuyo fundamento sea la rebeldía sempiterna.
No gustan, en general, vocablos ni expresiones antiestéticas como tampoco
suelen admitir insultos o ultrajes humillantes. Al final, como todos nosotros,
advertirán que los refranes —aparte de atemporales— encierran mucho sentido
común. “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, incluso “Obras son
amores y no buenas razones” carecen de mensaje para ellos porque se encuentran
en los arrabales de sus intereses. Lo que vaya más allá de trolear, rallarse,
postureo, estar a tope, me cunde, etc. no entra en sus esquemas y, por tanto, sobra.
No obstante, para ser preciso,
hay giros que pueden corregir disensiones semánticas con escaso sentido, los
hay. Entre otros, bastante novedosos, yo destacaría “Con un par” o “eso no, lo
siguiente”. Pese a interesantes intentos lingüísticos por cerrar la brecha
generacional, los políticos y comunicadores en perfecta sintonía (aun comunidad
de intereses) retuercen conceptos, envilecen polisemias, refuerzan el uso
espurio del mensaje, para abrir fisuras sociales —ya casi cerradas— porque, al
parecer, son fuente inagotable de dividendos electorales. Creo firmemente que los
gobiernos debieran especificar cualquier coyuntura para, si fuere necesario,
remar todos a una en la misma dirección. Generar enfrentamiento, además de
indecente, muestra una evidente actitud antidemocrática, dictatorial.
Ahora mismo, ante la inquisitiva
curiosidad amalgamada con altas dosis de aprecio, quien pregunte ¿cómo estás? recibirá
una contundente respuesta, ya habitual: harto. Y no es para menos teniendo en cuenta
la situación sanitaria y económica, al margen de otras menos acuciantes, que se
nos vienen encima. Objetivamente, el escenario se aprecia engorroso, con desenlace
oscuro, interminable. La multitud ve poco a poco, casi con incredulidad, cómo políticos,
periodistas (algunos adscritos al intrusismo profesional) y animadores varios,
vociferan que nuestra situación económica va revirtiendo. ¿Otra vez la vieja, dañina,
monserga de “estamos en la champions league”? Un editorial de El Mundo, sin
embargo, publica: “España transita hacia una legislatura perdida en materia
económica y laboral”. Sospecho que nadie sensato cuestione tal editorial.
Llevamos dos decenios, al
menos, en que políticos del amplio abanico parlamentario juegan a la ruleta
rusa sobre la cabeza de los españoles. Existe, pese a lo dicho, una diferencia
sustancial entre derecha e izquierda. Aquella, coloca una única bala de las
cinco posibles; por tanto, deja un ochenta por ciento de oportunidades para sobrevivir.
Esta, solo deja libre un orificio del tambor y el veinte por ciento de existencia.
Mi opinión surge rotunda fundamentada en referencias históricas innegables, asimismo
vivencias propias. ¿Creen lógico que un inhabilitado Torra exija a Iglesias disculpas,
en nombre de todos los españoles, por el fusilamiento de Companys? ¡Insólito! El
presidente catalán olvida lo ocurrido en mayo de mil novecientos treinta y
siete con anarquistas e integrantes del POUM, siendo Companys presidente de la
Generalidad.
Hace poco llegó a mis
manos un WhatsApp en el que Vargas Llosa manifestaba: “Me indigna el doble
discurso de obligar a los demás vivir en las penurias socialistas, mientras
ellos saborean las mieles del capitalismo”. ¡Cuánta verdad! Sabemos que Sánchez
se reunió con el Ibex al objeto de agenciarse alguna idea para el reparto (¿común?)
del Fondo Europeo de Reconstrucción (ciento cuarenta mil millones). Iglesias,
al respecto, dijo que echaba de menos apellidos vascos y catalanes. Sugería análogo
método al utilizado por el absolutismo monárquico y franquismo para favorecer dichas
zonas, pero en este caso, presuntamente, su objetivo sea aniquilar la unidad
territorial y obtener cuantiosos réditos electorales. Quizás busque coyuntura
idónea para experimentar ¿el marxismo totalitario?
“Con un par” es la
expresión popular y atrevida que el pueblo utiliza para denominar una actuación
extravagante, excesiva, de quien tiene cierto poder político o mediático. Tras la
desastrosa gestión gubernamental de la pandemia que le ocasionó un desgaste
gigantesco, Sánchez deja “quemarse” a las Comunidades siendo, como es, emergencia
nacional y obligación plena del gobierno. ¿Acaso España conforma un Estado
Federal? ¿Para qué precisamos entonces un gobierno central? Con un par. Dolores
Delgado, fiscal general del Estado, decía tiempo atrás: “Vamos a investigar
todo, las victimas (del Covid-19) son una prioridad”. Ahora pide al Tribunal
Supremo que rechace toda querella contra el gobierno por la gestión del coronavirus
y sea requerida a las Autonomías bajo el argumento sofista de que las
competencias sanitarias ya fueron traspasadas. Con un par.
Madrid, su presidenta,
lleva meses aguantando inquina e injurias procedentes del gobierno para favorecer
su desgaste y facilitar una moción de censura que le quitara al PP dicha
Autonomía. Sanitarios, médicos de diversas especialidades, cuentan cada día el
desastre que arrastra la sanidad madrileña. Con un par. Pese a ello, el hoy
presidente del colegio de médicos madrileños, hace unos días dijo: “El colegio
de médicos está politizado, siempre defiende al gobierno y ataca a Madrid”. ¿Solo
el colegio de médicos? La Audiencia Nacional acepta que Iglesias es perjudicado
en el caso Dina contra la opinión del juez instructor, García Castellón. Otra
juez obliga a un niño de cinco años a ir a clase, pese al rechazo de su madre
al Covid. Ambos casos, con un par.
¿Han oído al gobierno
hablar de economía? No, si acaso para narrar mentiras u originar humaredas que
entretengan al personal y calmen a partidarios insatisfechos con gestos bravucones,
provocativos. A falta de pan buenas son tortas. En este sentido, la Ley de
Memoria Histórica sustituye “Histórica” por “Democrática”, adjetivo que
utilizan en variadas formas países totalitarios. Los sistemas democráticos no
necesitan recalcar su linaje. Venezuela oficialmente se llama República
Bolivariana de Venezuela. Corea (para que no quede un ápice de duda respecto a
su inclinación democrática), República Popular Democrática de Corea. China,
República Popular China. La antigua Alemania oriental, República Democrática de
Alemania. Esta nueva ley adormidera, discorde, tiene dos novedades: capacidad
de multa a quien haga apología del franquismo y abrir tumbas con dinero
público. En definitiva, partir la sociedad para acallar y sostener fundaciones
concretas. Con un par.
Termino con las palabras de
Ignacio Escolar a Isabel Díaz Ayuso: “Hace falta mucha dignidad para dimitir”. Dirigiéndome
a él, digo: “Hace falta más deontología y menos sectarismo para publicar unas Notas
al margen que le envié en respuesta a un artículo intemperante de Rosa
María Artal”. Este señor da lecciones de ética. Con un par.
No hay comentarios:
Publicar un comentario