Llevamos un tiempo en
que el ébola -aquí prácticamente superado y bajo control-protagoniza tertulias,
asimismo telediarios. Ante la cautela de los facultativos, han ido surgiendo “expertos”
que divulgan su osadía sin pestañear. Bien es verdad el acongoje (interprete el
amable lector otro vocablo menos suave, con rima asonante) de responsables
políticos para quienes prudencia se traduce por ocultación. No ya reprochable a
ellos sino también a subordinados, sanitarios o no. Este marco, opuesto a la
inquietud generada, permite un incremento de noticias a caballo entre la
tragedia y el sainete, cuando no al esperpento.
Mañana, tarde y noche
nos han hostigado sin piedad, como si quisieran difundir su torpeza o
satisfacer nuestra intriga siempre teñida de morbo. Así, hemos ido trasegando
una bebida con alto índice adictivo. Tan infeliz tribu ovina se adormece tras
pocas ingestiones. Me asombra, además, la destreza que manifiesta un selecto
grupo cuando se manifiesta. Daría igual por esto que por lo contrario.
Constituye la avanzadilla del progresismo competente; es decir, con motivaciones
sibilinas, restringidas, concretas.
Sin embargo, pronto
cumpliremos tres años de un gobierno insulso, tibio, penoso. La reforma laboral
-verbigracia- lejos de crear empleo, permite sustituir trabajadores caros, lastrados, para contratar otros más económicos.
Si hubiera expansión económica, cesaría el
despido y aumentarían los contratos con independencia de la ley vigente. En
cualquier caso, los salarios bajaron alrededor del doce por ciento para
facilitar las exportaciones. Pese al esfuerzo, estas decayeron y la balanza
comercial ha vuelto a ser deficitaria.
Los compatriotas
empleados empiezan a ser pobres. Sigue bajando el consumo interno, la
recaudación por IVA y no generamos riqueza ni para sufragar intereses. El
déficit no disminuye y la deuda puede superar los cien puntos. Con estos datos -amén
de otros similares- el cinismo del ejecutivo es inconmensurable cuando afirma
que recuperamos el pulso económico. Tal escenario, terrible e inquietante epidemia,
se divulga poco y en dosis imperceptibles. Esta piel de toro actual predispone
a jugarse la bolsa o la vida.
Disputas, calculado peloteo,
entre Mas y Rajoy conforman un ruedo rebosante de humo. Confusos espectros aparecen,
de cuando en cuando, y nos recuerdan que España tiene un conflicto descomunal con
Cataluña. La verdad es que España, incluyendo Cataluña, tiene un gigantesco problema
con sus políticos sin excepción. Algunos comunicadores o medios reiteran que no
son todos iguales. Pues que lo demuestren de forma clara para poder constatar la
diferencia.
Creo que, separadamente,
los catalanes tienen -además- ciertas desavenencias con sus prebostes y de
ellos entre sí. Vislumbro un pacto previo para lavar diversos escamoteos de
caudales públicos sin levantar demasiado tumulto. A cambio, Mas destapa una
extraña afición a la yenka (ya saben; adelante, atrás) con el deseo de agradar,
quizás entretener, a la masa exaltada o a políticos de alma soberanista. Un
señuelo que persiguen firmes todos los perros. Pido disculpas por mi
insensibilidad a cualquier bicho viviente.
Bárcenas parece asumir
de forma exclusiva el ara del sacrificio, denominada hoy cabeza de turco o
tonto útil. Junto a los EREs andaluces, constituye la carnaza mediática
oportuna para desviar el interés popular. Así, unos y otros tañen la campana
precisa a fin de orientar los sentidos -ayunos de crítica- hacia espacios
concretos. Es imposible construir este sistema cleptómano, fullero, impune, sin
el concurso pleno del conjunto de siglas obviando salvedad alguna; sea por
acción u omisión. Ofrecen, a veces, un paripé de media intensidad cuando turnan
culpas. Otros callan en defensa propia, por si las moscas. Hay tanta miseria
moral, tanto hedor, que les fuerza a conducirse con discreción. Evitan
salpicaduras. Rige el código mafioso, la omertá.
Ahora se han puesto de
moda las tarjetas “negras” de Caja Madrid y Bankia. Debe haber un interés
subterráneo de que alguno quede inhabilitado para menesteres de mayor entidad.
¿No pretenderán matar dos pájaros de un tiro? Los preferentistas, timados y zaheridos,
digieren la carnaza oportuna para centrar su odio en culpables de segunda.
Entre tanto van quemando jornadas, etapas y campañas electorales. Puro humo,
fanfarria y fraude.
El personal -sin fe,
desarbolado- en un impulso suicida busca la alternativa en peligrosas ofertas.
Y es lógico. PSOE, PP, CiU y PNV han cometido desmedidos errores. Siguen
empecinados y no se observa en su horizonte inmediato ningún signo de cambio.
Ellos proceden como imbéciles por asfixiar la gallina de los huevos de oro.
Nuestros conciudadanos exhiben una necedad enfermiza si todavía confían en su
discurso. Alcanzarían el apogeo de la sandez si se dejaran representar por aventureros, disfrazados
de ética y pulcritud, que solo han demostrado bellas palabras orladas con
rasgos totalitarios. Pablo Iglesias ya ha anunciado que si su proyecto no
triunfa en la asamblea de este fin de semana, abandona Podemos. Analicen su
actitud “claramente democrática”. Amenaza porque pretende el poder único,
omnímodo.
Debemos reflexionar. El
ébola vino bien a la fauna todopoderosa (sirva tal expresión) para tomarse un
descanso. Durante las dos semanas que llevamos, prebostes y medios desviaron su
atención de la auténtica epidemia: paro, pobreza, trapicheo, inmoralidad ética,
etc. Pero esta epidemia múltiple, terrible, suele estar amordazada y estos días
casi en total mutismo.
Para terminar, una admonición. Los yerros se
pagan caros y, a veces, resulta dramática su corrección. ¡Cuidado!
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